Relectura del Plan Palacios

Exposición de AntonioPalacios / Eli Regueira
Jaime Solá, en el Catálogo de Vigo 1922-23, habla de un Plan. Por momentos, se conmueve: las edificaciones “del lado del mar (para que se vea éste) serán interrumpidas por jardines y a veces por balcones sobre la bahía. ¡Imaginaos la belleza maga, indescriptible, de la ciudad y la bahía contempladas desde allí!”. ¿Qué Plan es ese? ¿De dónde sale ¿Qué fue de él? En 1920, la ciudad era poco más que un apeadero metropolitano jaleado por la industria.
Vigo estaba por hacer, iniciaba un crecimiento disparado, endiablado, de locos. Golpe del destino al que sigue un golpe de fortuna: emerge la mente afilada de Antonio Palacios, la autoridad enorme de un ilustre de la arquitectura española. La mejor cabeza en la mejor ocasión. El arquitecto dibujó sobre aquel apeadero metropolitano una auténtica ciudad metropolitana. Un deleite técnico la adecuación de las calles a la topografía; el minimizar cuestas y abrir vistas; la fogosidad expresiva en las piezas singulares; su visión regional.
Las ideas maduraron durante más de diez años, se explicó al detalle y divulgó. En Vigo, el Plan de Ensanche y Reforma Interior, lo aprobó el Ayuntamiento, y en Madrid el Ministerio. Entró en vigor. En febrero de 1939, en medio de la excitación de la guerra civil, es anulado por sentencia judicial. El Plan cae con la República que lo aprobó. Son hechos objetivos, no obstante, distintas razones apuntan que no fue la única causa. El Plan cae en el olvido. ¿Qué desequilibró la rueda de la fortuna? Resulta obligada una relectura.

En la cima del Castro, por encima del Palacio Municipal se ubicaba el Palacio Regional. / FDV
Relectura del contexto arquitectónico
Hagamos estación en 1925. Tres propuestas coinciden con torres de gran altura en centros históricos. En Chicago, el edificio de oficinas de la National Insurance de Frank Lloyd Wright. En Vigo, la zona administrativa de la “Avda. de Galicia” (eje perpendicular al mar hasta el castillo de San Sebastián) de Antonio Palacios. En París, el Plan Voisin de Le Corbusier. En cristal o granito, extraordinaria analogía conceptual y formal. Manfredo Tafuri lo dice claro, “las vanguardias, por definición, se exhiben sin red”. Ninguna prosperó. No es casual, entre los arquitectos de Vigo hubo disensiones, alguna tan poco sospechosa como Gómez Román. Investigar exige enmendar.
Relectura de la maqueta
La arquitectura de Palacios, enfática, tan con mayúsculas, tuvo un efecto malévolo en el Plan. Trasladó el foco desde las alineaciones y rasantes hacia el “aura” de unas edificaciones casuales, incluso innecesarias. Eclipsan el planeamiento en una suerte de vacío residual. ¿Error mediático de un pedagogo ejemplar, entregado? La maqueta se comió el Plan. El uno se olvidó y la otra terminó como un escombro ejemplar. Ahora, acaba de reconstruirse. ¿Relectura de la maqueta? Sin pudor, salta a la vista lo entonces perfectible, modificable.
Relectura de obra ejecutada
Lo cierto es que tres piezas sustantivas del Plan Palacios se han construido exactamente dónde estaban previstas (obvio, otras arquitecturas, no la maqueta). Justamente en el eje monumental perpendicular al mar, el ámbito más controvertido. En primer lugar, el edificio de la Estación Marítima (1951-1960) de Manuel Esperrago, en segundo lugar, el propio edificio del Concello (1971-1976) de la Delegación del COAG en Vigo, y en tercer lugar el paso elevado sobre Beiramar (2008) de Sáenz de Oiza. Una revisión hecha realidad.
Relectura de una descalificación
A fecha de hoy, esto refuerza la revisión de un estigma: el Plan Palacios arrasaba el Casco Vello de Vigo. Volvamos sobre el contexto arriba citado. En 1925, Le Corbusier enunciaba de su Plan Voisin para el centro de París: “ocupa con los edificios solamente el cinco por ciento de la superficie del suelo, salvaguarda los restos del pasado”. Las contradicciones históricas se iban a resolver con más pragmatismo y menos idealismo. Eso sí, se siguió jugando en vez de romper el tablero.
Relectura de la calle
El primer tramo de la Rúa Reconquista sube perpendicular a la Alameda con un 9% (sigue línea de máxima pendiente). Por el contrario, Palacios lo preveía en diagonal para reducir la cuesta. Y así, reiterativos, si multiplicamos por un sinnúmero de calles nos sale lo genuino del Plan Palacios. ¡Para esta ciudad la cuestión eran calles bien trazadas! Además, ya entonces, recurría a la ayuda mecánica del funicular. La actual proliferación de ascensores, pasillos y escaleras mecánicas le viene a dar a Palacios toda la razón cien años después. ¡Adaptación a la topografía, ahí ponía los puntos sobre las íes!
Las calles de Vigo estaban totalmente por hacer, eso está fuera de duda. Entonces, la ciudad pudo ser otra. ¿Qué hechos reales lo impidieron? Hemos analizado razones, por un lado, dentro de la arquitectura, y por el otro fuera de la arquitectura. Cabe concluir que una exigua modificación del Plan hubiera bastado para salvarlo. ¿Cabía semejante tentativa en aquel contexto social mortalmente enfermo, hosco, insoluto?
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