150 ANIVERSARIO
O Porriño, estación central del Metro de Madrid
Antonio Palacios diseñó las primeras estaciones, los accesos y el logo del primer ferrocarril suburbano de España. En la villa del Louro se encuentra el templete original de la Gran Vía madrileña, en la actualidad en proceso de restauración

El templete de granito del Metro de la Gran Vía madrileña, ahora en O Porriño.
J. A. Otero Ricart
La creatividad de Antonio Palacios no fue ajena a las transformaciones que afrontaban las principales ciudades del mundo en los primeros años del siglo XX. Además de las necesarias reformas de los planes urbanísticos, aparecían nuevos retos en el transporte público y novedosas formas de consumo con la llegada de los grandes almacenes. Y en la ciudad de Madrid tuvo la oportunidad el arquitecto gallego de colaborar en esas transformaciones, dejando una profunda huella en las obras del Metro de la capital de España.
Inaugurada en 1919 por el rey Alfonso XIII, la red del Metro de Madrid es la más antigua de España. El proyecto había sido encargado a los hermanos Miguel y Joaquín Otamendi, que nombraron a Antonio Palacios arquitecto jefe de las obras. El genio porriñés –que estuvo implicado en el proyecto del Metro durante más de veinticinco años– se encargó de diseñar las estaciones de la primera línea del suburbano y los accesos a las mismas en superficie. Las primeras estaciones se diseñaron una a una, pero con una serie de elementos decorativos comunes que daban unidad al conjunto. En los vestíbulos de algunas de las estaciones, Palacios recurrió a lucernarios que permitían el paso de la luz natural, mientras que en los interiores optó por una azulejería de cerámica vidriada que resolvía los problemas de iluminación al reflejar y multiplicar la luz artificial. El objetivo era evitar la sensación de agobio o ansiedad a los primeros usuarios del Metro ante el hecho novedoso para ellos de encontrarse bajo tierra.
Una de las facetas menos conocidas de Antonio Palacios, su obra como dibujante y acuarelista, brilla con luz propia en las ilustraciones que realizó para los proyectos de las estaciones del metropolitano madrileño. En la actualidad, la estación de Chamberí, convertida en museo, es la que mejor conserva las obras originales del arquitecto gallego para el suburbano de la capital.
En cuanto a los accesos, Palacios definió las señas de identidad del Metro madrileño mediante bocas monumentales, templetes de piedra, marquesinas de cristal y barandillas de hierro. Destacaron por su tamaño y originalidad los accesos de la Puerta del Sol y de la Gran Vía, si bien el primero fue eliminado en 1934 para dar prioridad al tráfico de vehículos.
El templete de O Porriño
En Galicia es bien conocido el templete de granito de la estación de Metro de la Gran Vía madrileña, también conocida en su época como Red de San Luis, no en vano la construcción original se encuentra desde hace décadas en O Porriño, la villa natal del arquitecto. El famoso templete fue retirado de su emplazamiento en Madrid en 1970 con motivo de las obras de ampliación del transporte suburbano; se desmontó y fue trasladado a la villa del Louro. Pero no acaba ahí la historia de esta construcción, pues hace unos años una empresa de O Porriño, Godoy Maceira SL, se encargó de hacer una copia del templete, que desde 2021 luce de nuevo con todo su esplendor en la Gran Vía madrileña. La misma empresa se encarga ahora de reproducir otro símbolo del Metro madrileño: la emblemática farola que anunciaba la estación de Cuatro Caminos, que pronto será ubicada en su primitivo emplazamiento.

La obra de Palacios, en Madrid, que daba acceso desde el año 1919 a una línea del metro. / Archivo
El templete original que se encuentra en O Porriño está siendo sometido a un proceso de restauración, pues durante su traslado a la villa había perdido elementos fundamentales como la marquesina de cristal y la estructura de metal. Las obras de restauración las lleva a cabo la misma empresa que realizó la copia, pues conoce bien las características de la obra original de Palacios.
Además de diseñar las bocas y las estaciones del nuevo transporte público, Palacios creó el icónico logo del metropolitano madrileño, que sigue vigente un siglo después con algún pequeño cambio tipográfico. Posiblemente, Palacios se inspiró para su diseño en el logotipo del Metro de Londres, pero cambiando el círculo por un rombo en rojo, con la palabra Metro en el centro en letras blancas sobre un fondo azul rectangular. El rombo fue copiado después con alguna variación en el Metro de Barcelona. En la estación-museo de Chamberí se puede apreciar el logotipo original diseñado por Palacios.
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