«Los trabajadores son cada vez más pobres y están más desprotegidos»
La mayoría de los casos de acoso laboral no se denuncian, explica el pedagogo y experto en mediación Javier Mingorance. Sucede así porque «el maltratador hace muy bien su trabajo», y es la propia víctima «la que se va de la empresa, y en los casos más extremos se ha llegado a suicidar».

Javier Mingorance. / FdV
Pedagogo, mediador inscrito en el Registro del Ministerio de Justicia, experto en prevención de violencia machista y máster en Criminología, Javier Mingorance fue uno de los ponentes del curso que la UNED ha dedicado al acoso laboral.
¿Son las empresas con frecuencia entornos hostiles?
La empresa es un lugar muy importante para las personas y tenemos que lograr que sean espacios de bienestar, de apoyo, de fraternidad y de compañerismo basados en el respeto. Algunas empresas son espacios donde hay estrés, ansiedad, competitividad e inclusive también maltrato entre entre compañeros.
¿Conocemos la extensión de este fenómeno?
Existen muchas cifras ocultas en este tipo de fenómeno, por lo tanto no tenemos una estadística muy fiable y veraz, porque la mayoría de los casos no se denuncian.
¿Por qué no se denuncian los casos de acoso laboral?
No se denuncian porque el maltratador hace muy bien su trabajo, y es la propia víctima la que acaba por hacer el trabajo sucio, por acabar ella misma eliminándose del puesto de trabajo, ella misma es la que se va de la empresa, la abandona y en los casos más extremos se ha llegado a suicidar, y por todo ello es difícil localizar el motivo. Estos escenarios se producen porque la víctima no encuentra apoyo suficiente entre sus compañeros. A veces tampoco lo comenta a su familia por un tema de vergüenza, e incluso tampoco a sus amigos, de modo que sufre el maltrato en silencio.
¿Hay claves para poder identificar estos escenarios de abuso?
La clave está en observar y en aplicar los protocolos de antiacoso, pero además puede haber claves físicas, psicológicas, comunicacionales en la víctima que pueden indicar de que está siendo una persona maltratada. Algunas de estas claves pasan porque la víctima está triste, que hay absentismo laboral, que sufre aislamiento, no se la invita a participar en cursos, en los encuentros de compañeros etc. Otras claves pasan por la baja autoestima, porque se le hable mal de él delante de los compañeros o que el trabajo más desagradable y le toca a la víctima hacerlo. Todas esas claves son indicadores que nos pueden estar diciendo que esta persona está sufriendo acoso.
«La empresa es un lugar muy importante para las personas y tenemos que lograr que sean espacios de bienestar, de apoyo, de fraternidad»
Plantea que las víctimas experimentan un doble sufrimiento…
Así es, sufren el propio acoso, que a veces son invisibles en el entorno laboral y a la sociedad en general. A mayores está el sufrimiento de la incomprensión, no solamente es que la víctima sea invisible, sino que descargan en ella la responsabilidad, pueden empezar a tildarla de histérica, de que es ella la que no se adapta, que es ella la que genera los problemas, porque aquí el maltratador lo sabe hacer muy bien. Igual que en otros tipos de violencia, lo hace muy bien e intenta que el resto se ponga en contra de la víctima. Y luego está el maltrato económico, porque si esta persona depende del sueldo para vivir, pues a veces no tiene otra salida más que resignarse y aguantar, si depende de ese sueldo para darle de comer a sus hijos, o para poder pagar una vivienda, pues ya se genera ahí una una presión inimaginable, enorme. Se convierte en una tortura, ir al puesto de trabajo sería como ir a un espacio de tortura, pero no puede salir de ello porque depende de este sueldo.
Si estamos precarizando a muchísimos trabajadores y profesionales, eso crea las condiciones para que luego se produzca el acoso en la empresa, hay una relación entre ambos aspectos
También señala al actual contexto social como un incentivador del maltrato laboral
Es que un contexto social y económico de precarización del trabajo, en el que se va perdiendo poder adquisitivo porque los salarios suben menos que el nivel de vida, crea las condiciones también para que luego dentro de las organizaciones se produzca mayor acoso. Esto es así porque se está lanzando un mensaje en el que las clases trabajadoras están siendo infravaloradas, desvalorizadas o directamente atacadas. Es decir, aquí hay una conexión entre el macrocontexto y el microcontexto que se ve en la empresa. Si estamos precarizando a muchísimos trabajadores y profesionales, eso crea las condiciones para que luego se produzca el acoso en la empresa, hay una relación entre ambos aspectos. Los trabajadores son cada vez más pobres y están más desprotegidos y esto pues puede animar o puede generar inclusive las condiciones socioculturales de la imposición, del autoritarismo, en todas las organizaciones empresariales. Y también sucede en sentido inverso: un sueldo digno, suficiente, una revalorización de la cultura del trabajo, el fomentar condiciones sociales y culturales de mayor bienestar para estos profesionales, también lanza el mensaje de valorización de esta parte de la sociedad.
¿Cómo se puede corregir o prevenir el acoso laboral?
Lo primero sería que la empresa tuviera un plan de prevención del acoso, tal y como marca la ley. Y sería también muy importante que la dirección incentivase el trabajo en equipo, que trabajase en intentar fomentar esa cooperación y unas normas de convivencia donde esté totalmente erradicada la violencia en la empresa. También es relevante contar con mecanismos de identificación temprana, que se incluyan servicios alternativos de resolución de conflictos, uno de ellos podría ser la mediación. Es decir, que en los primeros momentos o los primeros escalones de este acoso se pudiera revertir con métodos de resolución pacífica y reparadora de conflictos.
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