Miguel Suárez Briones (médico): «La gente que nos dirige se tiene que poner un poco en la piel del paciente»

« Yo siempre lo decía: estamos maltratando a nuestros mayores, cuando nos toque a nosotros a ver qué va a pasar. No es de recibo que una persona enferma, sobre todo mayor, pase horas y horas en una camilla», asegura el doctor, recién jubilado en el CHOP

El doctor Antonio Miguel Suárez Briones, ante el centro de salud de Marín.

El doctor Antonio Miguel Suárez Briones, ante el centro de salud de Marín. / RAFA VAZQUEZ

Pontevedra

El doctor Antonio Miguel Suárez Briones ha colgado la bata tras más de 40 años dedicados a la sanidad, la gran mayoría de ellos en el servicio de Urgencias del Hospital Montecelo. Su última etapa la pasó en Atención Primaria, en el centro de salud de Marín, donde se acaba de jubilar. Defensor de la sanidad pública como pocos, este profesional se va a sus 70 años con el buen recuerdo del cariño y admiración de sus compañeros, pero con la preocupación de la degradación de un sistema que no siempre acierta en la gestión de los pacientes.

Casi toda su trayectoria la ha pasado en Urgencias, pero se retira en Atención Primaria...

Tras acabar la carrera de Medicina en la Universidade de Santiago, en 1981, trabajé en Atención Primaria en esos primeros años. Ya en el año 1987-88 me fui a trabajar al servicio de Urgencias en Burela y después me vine al Hospital Montecelo, donde estuve un año. Después fueron diez en el Hospital Provincial y otros 23 de nuevo en Montecelo ya con la fusión de las urgencias de ambos hospitales. En total trabajé en urgencias hospitalarias 35 ó 36 años. Termino en el centro de salud de Marín en Atención Primaria, donde empecé en diciembre de 2022. Han sido entre 42 y 43 años en la sanidad, toda una vida. Parece que nunca va a llegar la jubilación, pero acaba llegando.

¿Qué motivó la decisión de terminar en Primaria y no en Urgencias, donde mayoritariamente había desarrollado su carrera?

El motivo fue el cansancio. El problema estructural de Montecelo y Urgencias es fundamentalmente la falta de espacio. Llegó un momento en que era mucha presión ver todos los días que trabajas con camillas en los pasillos. Yo siempre lo decía: estamos maltratando a nuestros mayores, cuando nos toque a nosotros a ver qué va a pasar. No es de recibo que una persona enferma, sobre todo mayor, pase horas y horas en una camilla. Eso sigue igual y no hay una situación inmediata. Es algo que venimos arrastrando desde la fusión de las urgencias de los dos hospitales, en el año 2000. Cuando se decide, lo lógico hubiera sido ver las necesidades de la población.

"En sanidad hay que invertir dinero, no tanto en salarios, sino en cuestiones como que tú no puedes empezar una consulta a diario con 40 pacientes que se convierten en 50"

Que también han cambiado mucho con los años...

La Cirugía, por ejemplo, ha cambiado muchísimo. Con la cirugía laparoscópica lo que antes suponía un ingreso de siete o diez días, ahora son tres o cuatro. Pero también hay que entender que la población es cada vez mayor y no necesitamos tanto camas de agudos, que es la visión cortoplacista de la Administración, sino camas de larga estancia y de pacientes crónicos. No es lo mismo que ingrese por infección respiratoria una persona de 60 años que una de 80. Quien nos dirige debería pensar que hacen mucha falta las camas de larga estancia.

Da la impresión de que cuando organizan no tienen en cuenta la opinión de los profesionales.

En general no se tiene muy en cuenta. Los profesionales podemos dar nuestra opinión, de lo que es el día a día, de lo que es práctico. Muchas veces se acaban obras y hay que remodelar prácticamente al momento, y eso ocurre por no preguntar.

¿Lamenta no poder estrenar el prometido servicio ampliado de Urgencias del Novo Montecelo?

La verdad es que sí, pero el año en que me fui lo hice después de un verano en el que una conjunción de circunstancias, entre ellas personales, me llevaron a tomar la decisión. Había poca gente trabajando en el servicio, había camas cerradas, la gente tenía que coger vacaciones... Llegó un momento en que estuve muy sobrepasado. Pensé: «O me jubilo o me cambio de sitio». Pensé en Atención Primaria.

"Llegó un momento en que estuve muy sobrepasado en Urgencias"

¿Le gustó?

Sí, aunque también es una sensación agridulce. A ver, en sanidad hay que invertir dinero, no tanto en salarios, sino en cuestiones como que tú no puedes empezar una consulta a diario con 40 pacientes que se convierten en 50. Con tal volumen alguna cosa la vas a hacer mal, se te van a escapar cosas y eso no debería ocurrir. Los cupos deberían estar desdoblados. Los pacientes quieren que los escuches y si lo haces te dan las pistas, pero eso en cinco minutos, a veces menos, es imposible. Es algo que tiene que cambiar.

Con todo lo que cuenta, es obvio que como médico ha disfrutado, pero también ha sufrido muchísimo.

Hay momentos en que lo pasas mal. La mayor parte de los ingresos en Urgencias son de Medicina Interna, es decir, personas mayores. La mayoría de las camas están en el Hospital Provincial. Había una ambulancia para traslados, pero la gente esperaba horas. La gente que nos dirige se tiene que poner un poco en la piel de la persona. Tú no debes trasladar a un anciano a las tres de la mañana; eso tiene que ser ágil, tendrás que intentar disponer de las camas que se pueden necesitar en un día. No puedes empezar los traslados a las doce de la noche. Eso pasa factura, a nosotros los médicos y a Enfermería mucho más, por ser el contacto directo. Hay una sensación de desamparo.

«El problema de la motivación es que todo no puede ser solo trabajo, trabajo y trabajo»

Le tocó vivir la pandemia del covid en Urgencias, ¿cómo lo recuerda?

Estaba con una de las prórrogas antes de jubilarme. Fue una época complicada porque no sabíamos nada del virus, de las vacunas... pero también fue curiosa porque nos bajó la asistencia de forma increíble. La gente estaba muy asustada y acudía un poco tarde a Urgencias. Como servicio nos hizo ser más piña.

Usted siempre ha sido un gran defensor de la especialidad de Urgencias.

En España no ha habido una especialidad como tal. Somos un poco puente entre la Atención Primaria y la Hospitalaria. El primer contacto que tiene el paciente es con el servicio de Urgencias. Es importante una información reglada, ya que muchas veces nos formamos a salto de mata. Parece que ahora se consiguió tras años de pelea.

¿Cómo ve a los nuevos médicos? ¿Motivados?

Tenemos médicos muy bien formados. El problema de la motivación es que todo no puede ser solo trabajo, trabajo y trabajo. Es importante transmitirles que la Medicina tiene una parte de contacto con la persona.

¿A qué se dedica ya jubilado?

Vivo en una casita en Marín, así que a la jardinería, que me gusta mucho. A leer, a nadar en la piscina municipal... Todo lo que antes no podía por falta de tiempo.

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