Entrevista | Ayme Román Filósofa, comunicadora en redes

«Parece que la rebeldía se ha vuelto de derechas»

«Estamos en un momento de repliegue del feminismo», constata Ayme Román, que apunta a que tras años poniendo en el centro del debate muchas cuestiones centrales en la tradición feminista «quizás lo que ha sucedido es que creímos que habían calado más de lo que realmente lo han hecho». La filósofa y comunicadora en redes participó en la Semana de Filosofía, que hoy se despide.

Ayme Román.

Ayme Román. / Gustavo Santos

Pontevedra

«Si Dios murió, hay que resucitarlo. La deriva reaccionaria ante la incerteza» fue el título de la conferencia que expuso en la Semana Galega de Filosofía la filósofa y comunicadora en redes Ayme Román.

—¿Cómo surgió su trabajo en las redes sociales?

Tenemos que remontarnos a 2012 o 2013, que fue cuando empecé a leer a algunas pensadoras feministas, algunas de las principales exponentes o fundadoras de la teoría feminista. Y me di cuenta de que al menos en espacios virtuales de habla hispana no se tenía mucho conocimiento sobre estas autoras. Hablamos de una época en la que todavía era común oir aquello de «yo ni feminismo ni machismo, igualismo»… Fue una cosa que surgió un poco sin que tuviese yo pretensiones de dedicarme a comunicar ni a divulgar, pero poco a poco me fue empezando a seguir gente y me dije, bueno, me gusta esto, que lo que voy sacando en claro, los apuntes, las notas, de mis lecturas, poder compartirlas.

—Más de una década después ¿En qué escenario nos encontramos?

Estamos en una época de reacción antifeminista, precisamente frente al auge que vivimos en España sobre todo, diría, entre 2016 y 2018, pero recuerdo eso: que a principios de 2010 se sabía poco sobre feminismo, se tenía muy caricaturizado lo que era el feminismo, así que en una red social que ya no existe empecé a divulgar sobre feminismo desde una perspectiva un poco más filosófica.

—Basta un vistazo a las redes sociales para percibir el éxito del discurso machista

Sí, ahora estamos en un momento de repliegue del feminismo. Hemos vivido durante esos años como una eclosión, una apertura al feminismo y han surgido muchas voces nuevas, muchas mujeres jóvenes que han hecho comunicación político, divulgado, concienciado, sensibilizado. Y durante muchos años hemos conseguido poner en el centro del debate público incluso muchas cuestiones que son centrales para la tradición feminista, como la cuestión del consentimiento, cómo tiene que entenderse como algo activo, revocable, entusiasta. Y creo que quizás lo que ha sucedido es que creímos que al haber conseguido poner estas cuestiones en el centro ellas habían calado más de lo que realmente lo han hecho. Y ahora nos encontramos con una reacción bastante virulenta, porque muchos de estos mensajes a pesar de haberse popularizado no han llegado a metabolizarse, a comprenderse bien. La gente sigue teniendo una concepción por ejemplo muy nociva sobre el consentimiento, como si fuera firmar un contrato: la mujer ha dicho que si y por lo tanto ya está, a partir de ahí tienes un cheque en blanco. Se sigue pensando en esos términos, lo veíamos también con la víctima de Dani Alves, cuando se decía «si no quería nada por qué entra en un reservado», como si decir que si a una práctica implicara decir que sí a cualquier práctica. Es decir, en el fondo esa pedagogía feminista quizás no ha llegado tan lejos como nosotras creíamos, igual había mucha gente que se estaba autocensurado pero que estaba poco conforme y ahora se ha envalentonado y está sacando músculo.

«La economía de la atención en redes sociales, la forma en la que funcionan los algoritmos, potencia o se adapta mejor a las respuestas fáciles, a los chivos expiatorios, por ejemplo señalar a los migrantes. Y en este sentido estas nuevas derechas populistas juegan con ventaja, porque efectivamente nos ofrecen eso: relatos reduccionistas, simples.»

—Porque la realidad es que se presentan casi caricaturas: el hombre proveedor, ella en la cocina… Clichés como si fuesen referentes morales

Por un lado parece que la rebeldía se ha vuelto de derechas, que es una frase que se está repitiendo mucho. Ellos han sabido erigirse como lo antisistema, lo irreverente, lo disruptivo, y además desde espacios de izquierdas hemos acabado cayendo en un discurso no quiero decir excesivamente moralizante, porque la moral siempre tiene que jugar un papel, pero sí que es verdad que podemos haber caído en error de ser excesivamente hipervigilantes, caer en la cultura de la hipercorrección, donde nos estamos fiscalizando los unos a los otros, estamos pendientes del lenguaje que emplea el de al lado. Y creo que podemos haber sido excesivamente intransigentes. Necesitamos ser capaces de volver a tolerar la diferencia y la fricción y que en espacios feministas o antirracistas la gente pueda expresar más abiertamente sus dudas y contracciones, precisamente porque si tiene prejuicios o arrastra lapsus racistas, machistas, que podamos confrontarlos.

Tenemos que hacer un esfuerzo por intentar que nuestro mensaje sea más accesible. También es muy importante que reconstruyamos ese tejido comunitario, esas comunidades presenciales que se han ido perdiendo

—También apunta a que la economía de la atención en redes sociales no ayuda

La economía de la atención en redes sociales, la forma en la que funcionan los algoritmos, potencia o se adapta mejor a las respuestas fáciles, a los chivos expiatorios, por ejemplo señalar a los migrantes. Y en este sentido estas nuevas derechas populistas juegan con ventaja, porque efectivamente nos ofrecen eso: relatos reduccionistas, simples. Y nosotros muchas veces queremos ser muy rigurosos, muy precisos, queremos hablar de ciertos problemas complejizando, hablando de causas y factores, y, claro, es mucho más difícil llegar a la gente cuando uno quiere ser más preciso.

—¿Cómo responder a este escenario?

Tenemos que hacer un esfuerzo por intentar que nuestro mensaje sea más accesible. También es muy importante que reconstruyamos ese tejido comunitario, esas comunidades presenciales que se han ido perdiendo. Mucha gente ha politizado en redes sociales, son un punto de partida muy interesante y han ganado terreno entre la gente más joven frente a los medios de comunicación tradicionales (muchos más jóvenes ven vídeos de Ibai que el Telediario, probablemente), así que es importante ocupar todos los espacios, pero también es importante no creer que todo se puede resolver o atajar en esos espacios virtuales. Necesitamos estar, mirarnos a los ojos, y tener un contacto más de tu a tu, eso también lo hemos perdido.

Paulina Chiziane clausura hoy la 41 Semana Galega de Filosofía

La 41 edición de la Semana Galega de Filosofía, dedicada a combatir el nihilismo, se despide hoy con la intervención de la escritora mozambiqueña Paulina Chiziane. Tradicionalmente, la clausura constituye un homenaje del Aula Castelao, organizadora del congreso internacional, a una figura de especial relevancia, que en este caso encarna también la cultura africana y la lusofonía.

La jornada dará comienzo con la intervención de la profesora de la Universidad de Barcelona Laura Llevadot i Pascual, que disertará sobre «Contribución a una teoría no depresiva de la depresión. Deseo y melancolía en el capitalismo neoliberal».

En la sesión de tarde tomará la palabra la profesora y escritora Daniela Fernández Pérez con «Unha proposta teórica sobre o trans no pasado e no presente», mientras que la conferencia de clausura arrancará a las 20 horas y lleva por título «O que hoje é moderno, amanhã pode ser trdicional».

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