Opinión
nelson villalobos
Marta Filgueira, la musa que «orozaba»
En uno de los primeros días, cuando comenzábamos a organizar el libro «Évame», escuché a Carlos Oroza pronunciar por primera vez el nombre de Marta Filgueira. Cuando lo hizo, se le iluminaron los ojos y, emocionado, como si aquel recuerdo que le había venido a la mente, hubiera estado perdido mucho tiempo, me dijo que yo tenía que conocerla y que la necesitábamos para la realización del libro.
Quedamos en el café Gregorio por primera vez. Oroza insistió mucho en el lugar donde debíamos vernos. Más tarde, hablando con los tres al fondo del local, en una mesa redonda, donde las miradas no encontraban esquinas donde esconderse, me dijeron que fue ahí donde tomaron el primer café juntos y se dieron el primer beso.
Al verla y escucharla, con timidez y dudas, vislumbré que Marta Filgueira era la más inmediata y la mujer más amada por Carlos Oroza. Ella era el ser que Carlos era. Era el mar del norte, astuta, e inteligente. Era fotógrafa de unidad en la imagen y una excepcional lectora. A su lado se dispersaban los misterios de Oroza.
Fotógrafa y poeta habían mantenido una relación de más de siete años, con una convivencia inusual, íntima y hermosa. Se habitaron el uno al otro. Marta fue la única oradora de Oroza. Orozaba. Conocía todos los poemas de memoria, y allí mismo, mientras yo me mantenía en silencio, admirando un milagro, comenzaron a recitar juntos, con irradiación, luz, simultaneidad e inocencia.
Marta era la «Oh Eva, évame Eva, évame si me transito». Ella y Carlos eran dos personas que se perseguían mutuamente, evadiéndose en sus seguridades. Se confluían, se abrazaban, se miraban por sus ojos, se traslucieron para amarse.
Sus voces poderosas continúan por las olas del Norte, golpeando al mundo. Aquel día cambiaron el café por mirarse y ahora estoy seguro de que siguen, siguen, siguen, sin romper el silencio, dándonos lo verdaderamente inocente e imposible.
Hoy ninguno de los dos se mueve, porque entraron en sí mismos. Marta fue el corazón cincelado del poeta. Eran los lados de un mismo camino. Oroza fija su atención en lo metafórico y psicológico de la totalidad de Marta. Es en ella donde declara la imagen de lo íntimo, de la poesía como emoción y sentimiento de su transitar.
Las fotografías de Marta tenían el gran vigor difundidor de despertar en los demás la necesidad del discernimiento del poeta gallego. Como el sitio central del artista con su proximidad y retiro.
La morada de Oroza en la lejanía. Ambos eran la unión de la imagen en ritmo. En ellos se da el azar concurrente lezamiano que, sin concluir esclarece. Un misterio que pudimos tocar. La fotógrafa y el poeta forman una señal acrecentadora llevándola a su plenitud en mutaciones incesantes y en secreto ordenamiento de eternidad.
Marta nunca amó las ramas del amigo, del amante, del hombre o del poeta, sino sus raíces, desde ese encuentro en el verano de 1989 en el café Gregorio. Y en aquel momento, frente a mí, eran los mismos de siempre. Marta tuvo desde el principio fe en Carlos y la convicción de su valor, y él veía en ella el alma de luz de una fotógrafa, de una artista y pronto se unieron para siempre.
Vivieron más abiertos al ser de cada uno que a la razón. Mientras realizábamos las correcciones de «Évame», Marta y Carlos me regalaron uno de los momentos más inmensos y hermosos que he vivido, cuando juntos, pero con una sola voz, desenterraron verso a verso lo oculto en la memoria.
Su ser está unido en una materia de relaciones, sujetos, poemas, conceptualmente natural e inevitable, porque necesitaron algo que no fuese humano, algo verdaderamente inocente e imposible. Crecieron en las fronteras, donde abrieron los ojos, enseñándonos que no se abandona el lugar cuando se está cerca del milagro. Y que la bondad emana de la inteligencia, como una blanquísima presencia que se terminó de elevar y que para siempre permanecerá en el norte, donde hay un mar que es más alto que el cielo.
- El cocinero gallego con estrella Michelin que ahora toca y canta en la calle Príncipe de Vigo
- «Ya no soy capaz ni de correr 100 metros»
- La Policía busca a una viguesa de 41 años desaparecida desde el fin de semana
- Miguel Álvarez: «Acabo de abrir cuatro cabañas con vistas espectaculares a los cañones del Sil»
- Localizada en buen estado la mujer desaparecida el domingo
- El duque de Edimburgo casi se muere pescando truchas en el río Umia
- El desayuno viral de un bar de Redondela que está dando la vuelta a las redes: «Como en Galicia en ningún sitio»
- Cómo eliminar las várices sin cirugía: Lo que necesitas saber