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Gustavo Seira / De Proa
Ver galería >La soberanía de las aguas territoriales está fuera de discusión desde incluso antes la Convención de las Naciones Unidas de 1982, cuando la flota gallega fue expulsada de aguas de Boston o Canadá. Así que, al margen de acuerdos bilaterales con países como Marruecos o Mauritania, fueron las sociedades mixtas y filiales las que permitieron al sector mantener desde entonces su actividad en buena parte de los caladeros del mundo. Este concepto, el de la soberanía, es el que planteaba anular el ultraliberal argentino Javier Milei, sacando a subasta los permisos de pesca y acceso, anulando décadas de derechos adquiridos de la flota y arrastrando a la pesca del país a una competición desigual con hordas de buques asiáticos. Una estrategia para ingresar dólares –oficialmente, para convertir Argentina en un símbolo de las “ideas de la libertad”– que ponía en jaque la continuidad de 80 pesqueros de capital gallego y más de 400 millones de euros de negocio. Ese jaque mate se ha salvado.
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La soberanía de las aguas territoriales está fuera de discusión desde incluso antes la Convención de las Naciones Unidas de 1982, cuando la flota gallega fue expulsada de aguas de Boston o Canadá. Así que, al margen de acuerdos bilaterales con países como Marruecos o Mauritania, fueron las sociedades mixtas y filiales las que permitieron al sector mantener desde entonces su actividad en buena parte de los caladeros del mundo. Este concepto, el de la soberanía, es el que planteaba anular el ultraliberal argentino Javier Milei, sacando a subasta los permisos de pesca y acceso, anulando décadas de derechos adquiridos de la flota y arrastrando a la pesca del país a una competición desigual con hordas de buques asiáticos. Una estrategia para ingresar dólares –oficialmente, para convertir Argentina en un símbolo de las “ideas de la libertad”– que ponía en jaque la continuidad de 80 pesqueros de capital gallego y más de 400 millones de euros de negocio. Ese jaque mate se ha salvado.
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La soberanía de las aguas territoriales está fuera de discusión desde incluso antes la Convención de las Naciones Unidas de 1982, cuando la flota gallega fue expulsada de aguas de Boston o Canadá. Así que, al margen de acuerdos bilaterales con países como Marruecos o Mauritania, fueron las sociedades mixtas y filiales las que permitieron al sector mantener desde entonces su actividad en buena parte de los caladeros del mundo. Este concepto, el de la soberanía, es el que planteaba anular el ultraliberal argentino Javier Milei, sacando a subasta los permisos de pesca y acceso, anulando décadas de derechos adquiridos de la flota y arrastrando a la pesca del país a una competición desigual con hordas de buques asiáticos. Una estrategia para ingresar dólares –oficialmente, para convertir Argentina en un símbolo de las “ideas de la libertad”– que ponía en jaque la continuidad de 80 pesqueros de capital gallego y más de 400 millones de euros de negocio. Ese jaque mate se ha salvado.
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La soberanía de las aguas territoriales está fuera de discusión desde incluso antes la Convención de las Naciones Unidas de 1982, cuando la flota gallega fue expulsada de aguas de Boston o Canadá. Así que, al margen de acuerdos bilaterales con países como Marruecos o Mauritania, fueron las sociedades mixtas y filiales las que permitieron al sector mantener desde entonces su actividad en buena parte de los caladeros del mundo. Este concepto, el de la soberanía, es el que planteaba anular el ultraliberal argentino Javier Milei, sacando a subasta los permisos de pesca y acceso, anulando décadas de derechos adquiridos de la flota y arrastrando a la pesca del país a una competición desigual con hordas de buques asiáticos. Una estrategia para ingresar dólares –oficialmente, para convertir Argentina en un símbolo de las “ideas de la libertad”– que ponía en jaque la continuidad de 80 pesqueros de capital gallego y más de 400 millones de euros de negocio. Ese jaque mate se ha salvado.
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La soberanía de las aguas territoriales está fuera de discusión desde incluso antes la Convención de las Naciones Unidas de 1982, cuando la flota gallega fue expulsada de aguas de Boston o Canadá. Así que, al margen de acuerdos bilaterales con países como Marruecos o Mauritania, fueron las sociedades mixtas y filiales las que permitieron al sector mantener desde entonces su actividad en buena parte de los caladeros del mundo. Este concepto, el de la soberanía, es el que planteaba anular el ultraliberal argentino Javier Milei, sacando a subasta los permisos de pesca y acceso, anulando décadas de derechos adquiridos de la flota y arrastrando a la pesca del país a una competición desigual con hordas de buques asiáticos. Una estrategia para ingresar dólares –oficialmente, para convertir Argentina en un símbolo de las “ideas de la libertad”– que ponía en jaque la continuidad de 80 pesqueros de capital gallego y más de 400 millones de euros de negocio. Ese jaque mate se ha salvado.
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La soberanía de las aguas territoriales está fuera de discusión desde incluso antes la Convención de las Naciones Unidas de 1982, cuando la flota gallega fue expulsada de aguas de Boston o Canadá. Así que, al margen de acuerdos bilaterales con países como Marruecos o Mauritania, fueron las sociedades mixtas y filiales las que permitieron al sector mantener desde entonces su actividad en buena parte de los caladeros del mundo. Este concepto, el de la soberanía, es el que planteaba anular el ultraliberal argentino Javier Milei, sacando a subasta los permisos de pesca y acceso, anulando décadas de derechos adquiridos de la flota y arrastrando a la pesca del país a una competición desigual con hordas de buques asiáticos. Una estrategia para ingresar dólares –oficialmente, para convertir Argentina en un símbolo de las “ideas de la libertad”– que ponía en jaque la continuidad de 80 pesqueros de capital gallego y más de 400 millones de euros de negocio. Ese jaque mate se ha salvado.
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La soberanía de las aguas territoriales está fuera de discusión desde incluso antes la Convención de las Naciones Unidas de 1982, cuando la flota gallega fue expulsada de aguas de Boston o Canadá. Así que, al margen de acuerdos bilaterales con países como Marruecos o Mauritania, fueron las sociedades mixtas y filiales las que permitieron al sector mantener desde entonces su actividad en buena parte de los caladeros del mundo. Este concepto, el de la soberanía, es el que planteaba anular el ultraliberal argentino Javier Milei, sacando a subasta los permisos de pesca y acceso, anulando décadas de derechos adquiridos de la flota y arrastrando a la pesca del país a una competición desigual con hordas de buques asiáticos. Una estrategia para ingresar dólares –oficialmente, para convertir Argentina en un símbolo de las “ideas de la libertad”– que ponía en jaque la continuidad de 80 pesqueros de capital gallego y más de 400 millones de euros de negocio. Ese jaque mate se ha salvado.
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La soberanía de las aguas territoriales está fuera de discusión desde incluso antes la Convención de las Naciones Unidas de 1982, cuando la flota gallega fue expulsada de aguas de Boston o Canadá. Así que, al margen de acuerdos bilaterales con países como Marruecos o Mauritania, fueron las sociedades mixtas y filiales las que permitieron al sector mantener desde entonces su actividad en buena parte de los caladeros del mundo. Este concepto, el de la soberanía, es el que planteaba anular el ultraliberal argentino Javier Milei, sacando a subasta los permisos de pesca y acceso, anulando décadas de derechos adquiridos de la flota y arrastrando a la pesca del país a una competición desigual con hordas de buques asiáticos. Una estrategia para ingresar dólares –oficialmente, para convertir Argentina en un símbolo de las “ideas de la libertad”– que ponía en jaque la continuidad de 80 pesqueros de capital gallego y más de 400 millones de euros de negocio. Ese jaque mate se ha salvado.
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La soberanía de las aguas territoriales está fuera de discusión desde incluso antes la Convención de las Naciones Unidas de 1982, cuando la flota gallega fue expulsada de aguas de Boston o Canadá. Así que, al margen de acuerdos bilaterales con países como Marruecos o Mauritania, fueron las sociedades mixtas y filiales las que permitieron al sector mantener desde entonces su actividad en buena parte de los caladeros del mundo. Este concepto, el de la soberanía, es el que planteaba anular el ultraliberal argentino Javier Milei, sacando a subasta los permisos de pesca y acceso, anulando décadas de derechos adquiridos de la flota y arrastrando a la pesca del país a una competición desigual con hordas de buques asiáticos. Una estrategia para ingresar dólares –oficialmente, para convertir Argentina en un símbolo de las “ideas de la libertad”– que ponía en jaque la continuidad de 80 pesqueros de capital gallego y más de 400 millones de euros de negocio. Ese jaque mate se ha salvado.
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La soberanía de las aguas territoriales está fuera de discusión desde incluso antes la Convención de las Naciones Unidas de 1982, cuando la flota gallega fue expulsada de aguas de Boston o Canadá. Así que, al margen de acuerdos bilaterales con países como Marruecos o Mauritania, fueron las sociedades mixtas y filiales las que permitieron al sector mantener desde entonces su actividad en buena parte de los caladeros del mundo. Este concepto, el de la soberanía, es el que planteaba anular el ultraliberal argentino Javier Milei, sacando a subasta los permisos de pesca y acceso, anulando décadas de derechos adquiridos de la flota y arrastrando a la pesca del país a una competición desigual con hordas de buques asiáticos. Una estrategia para ingresar dólares –oficialmente, para convertir Argentina en un símbolo de las “ideas de la libertad”– que ponía en jaque la continuidad de 80 pesqueros de capital gallego y más de 400 millones de euros de negocio. Ese jaque mate se ha salvado.
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La soberanía de las aguas territoriales está fuera de discusión desde incluso antes la Convención de las Naciones Unidas de 1982, cuando la flota gallega fue expulsada de aguas de Boston o Canadá. Así que, al margen de acuerdos bilaterales con países como Marruecos o Mauritania, fueron las sociedades mixtas y filiales las que permitieron al sector mantener desde entonces su actividad en buena parte de los caladeros del mundo. Este concepto, el de la soberanía, es el que planteaba anular el ultraliberal argentino Javier Milei, sacando a subasta los permisos de pesca y acceso, anulando décadas de derechos adquiridos de la flota y arrastrando a la pesca del país a una competición desigual con hordas de buques asiáticos. Una estrategia para ingresar dólares –oficialmente, para convertir Argentina en un símbolo de las “ideas de la libertad”– que ponía en jaque la continuidad de 80 pesqueros de capital gallego y más de 400 millones de euros de negocio. Ese jaque mate se ha salvado.
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La soberanía de las aguas territoriales está fuera de discusión desde incluso antes la Convención de las Naciones Unidas de 1982, cuando la flota gallega fue expulsada de aguas de Boston o Canadá. Así que, al margen de acuerdos bilaterales con países como Marruecos o Mauritania, fueron las sociedades mixtas y filiales las que permitieron al sector mantener desde entonces su actividad en buena parte de los caladeros del mundo. Este concepto, el de la soberanía, es el que planteaba anular el ultraliberal argentino Javier Milei, sacando a subasta los permisos de pesca y acceso, anulando décadas de derechos adquiridos de la flota y arrastrando a la pesca del país a una competición desigual con hordas de buques asiáticos. Una estrategia para ingresar dólares –oficialmente, para convertir Argentina en un símbolo de las “ideas de la libertad”– que ponía en jaque la continuidad de 80 pesqueros de capital gallego y más de 400 millones de euros de negocio. Ese jaque mate se ha salvado.
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La soberanía de las aguas territoriales está fuera de discusión desde incluso antes la Convención de las Naciones Unidas de 1982, cuando la flota gallega fue expulsada de aguas de Boston o Canadá. Así que, al margen de acuerdos bilaterales con países como Marruecos o Mauritania, fueron las sociedades mixtas y filiales las que permitieron al sector mantener desde entonces su actividad en buena parte de los caladeros del mundo. Este concepto, el de la soberanía, es el que planteaba anular el ultraliberal argentino Javier Milei, sacando a subasta los permisos de pesca y acceso, anulando décadas de derechos adquiridos de la flota y arrastrando a la pesca del país a una competición desigual con hordas de buques asiáticos. Una estrategia para ingresar dólares –oficialmente, para convertir Argentina en un símbolo de las “ideas de la libertad”– que ponía en jaque la continuidad de 80 pesqueros de capital gallego y más de 400 millones de euros de negocio. Ese jaque mate se ha salvado.
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La soberanía de las aguas territoriales está fuera de discusión desde incluso antes la Convención de las Naciones Unidas de 1982, cuando la flota gallega fue expulsada de aguas de Boston o Canadá. Así que, al margen de acuerdos bilaterales con países como Marruecos o Mauritania, fueron las sociedades mixtas y filiales las que permitieron al sector mantener desde entonces su actividad en buena parte de los caladeros del mundo. Este concepto, el de la soberanía, es el que planteaba anular el ultraliberal argentino Javier Milei, sacando a subasta los permisos de pesca y acceso, anulando décadas de derechos adquiridos de la flota y arrastrando a la pesca del país a una competición desigual con hordas de buques asiáticos. Una estrategia para ingresar dólares –oficialmente, para convertir Argentina en un símbolo de las “ideas de la libertad”– que ponía en jaque la continuidad de 80 pesqueros de capital gallego y más de 400 millones de euros de negocio. Ese jaque mate se ha salvado.
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