El «spa natural» más espectacular de las Rías Baixas que ha conquistado a National Geographic: «Un oasis de paz»

Una asombrosa piscina en media de la naturaleza para relajarse sin gastar un euro

Las 'fervenzas", donde el agua es arte

Las 'fervenzas", donde el agua es arte / Fdv

La naturaleza gallega regala paisajes de ensueño. Playas paradisíacas, bosques de cuento, termas que te transportan a un spa de lujo en el que relajarte rodeado de naturaleza o escenarios en los que desconectar de la rutina sin tener que gastarte un dineral en ningún tratamiento.

No es la primera vez que 'National Geographic'se fija en Galicia. La mencionada publicación comparte a menudo recomendaciones sobre lugares que hay que descubrir y ha encontrado la que ha definido como la mejor piscina natural de las Rías Baixas

«Las fervenzas do Barosa, son un auténtico balneario natural, perfecto para refugiarse de los calurosos días de verano. Abrazado por una exuberante vegetación, caracterizada por sus robles centenarios y sus helechos, se trata de un oasis de paz donde huir del alboroto urbano», destaca la revista.

«Las aguas del río descienden por la ladera rocosa de la montaña, creando una cascada natural, que convierte esta localización en un lugar de descanso ideal», señalan. «Las cristalinas agua de la conocida como Fervenza do Barosa forman una idílica piscina natural, creando un spa natural perfecto para un buen baño veraniego».

Lo mejor es que, además de para disfrutar de un baño relajante en plena naturaleza, también puedes aprovechar para pasear por la zona y completar la Ruta de los Molinos. Un espectacular escenario en el que estos están ubicados de forma escalonada, uno detrás de otro, como peldaños de una escalera que parece llevar al cielo.

Una ruta para descubrirlos

Existe una ruta circular (PR-G 94) de unos 3,5 kilómetros perfecta para descubrir al conjunto de molinos. Está muy bien señalizada y puede hacerse en una hora y media aproximadamente.

La ruta te lleva por la ladera de la montaña y va siguiendo el curso del río, a lo largo del cual se van descubriendo los 31 molinos a medida que vas subiendo: son los de O Picón.

Podrás observar que no todos los molinos son iguales, pues algunos presentan cuadras, cobertizos o abrevaderos. También puedes aprovechar para desviarte hasta la Ermita de San Martiño, donde suele realizarse una romería cada noviembre.

En la cima, conocida como Chan de Cereixeira, es recomendable pararse a disfrutar de la panorámica del Baixo Miño, desde la cual puede verse la desembocadura del río, O Rosal, el monte de Santa Tegra e, incluso, Portugal.

Seguidamente, toca la bajada, que se realiza por el otro lado de la montaña, desde donde puede verse una de las partes más bonitas de toda la ruta: los 36 molinos do Folón colocados en fila junto a una pequeña cascada. Este es, sin duda, el lugar que querrás inmortalizar para siempre.

La ruta puede realizarse a la inversa. Junto a los molinos, cruzarás pasarelas de madera y puentes que permiten salvar los saltos de agua.

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