Ciencia

El "presagio" del fenómeno del parabrisas: ¿Otra gran extinción?

Durante las últimas décadas, conductores de todo el mundo están notando que, después de sus viajes, cada vez hay menos bichos pegados en el parabrisas o la defensa de sus coches

Un parabrisas de un coche lleno de insectos aplastados

Un parabrisas de un coche lleno de insectos aplastados / H. Dragon | Flickr

Diego G. Carballo

Santiago

¿Alguna vez has hecho un viaje largo por autopista y, al llegar a casa, viste que tu coche está totalmente lleno de insectos aplastados en el parabrisas o en la defensa? ¿No? Es probable que, cuanto más joven seas, menos hayas experimentado este fenómeno. La falta de insectos aplastados en los coches puede parecer algo bueno, ya que nos ahorra un lavado, pero es una señal de algo mucho menos positivo: una posible caída a nivel mundial del número de insectos.

El conocido como fenómeno del parabrisas ha tomado una gran relevancia en los últimos 20 o 30 años, puesto que conductores a lo largo y ancho del planeta han notado una importante disminución de los insectos que sus coches “recogen” durante los viajes a medida que pasan las décadas. Lo que era una simple observación de la población general se ha convertido en objeto de investigación.

María José Servia García, bióloga y profesora del área de Zoología en la Universidade da Coruña, conoce bien este fenómeno: “Evidentemente, encontrar insectos en un parabrisas no es un método científico, pero sí que existe en los últimos años abundante evidencia científica sobre la disminución de la diversidad y la cantidad de insectos”, asegura. Las observaciones de los conductores pueden ser una de las formas que la naturaleza tiene de “avisarnos” de este declive.

Diversidad de investigaciones

El fenómeno del parabrisas llegó al mundo científico alrededor de hace 20 años, con las pesquisas tomando más fuerza en la última década, con un gran aumento de investigaciones: “Hay instituciones que llevan años realizando muestreos y campañas de captura de insectos utilizando metodología científica y un mismo lugar de observación, para que los datos sean correctos y comparables”, comenta la profesora.

Los avances en la aerodinámica de los coches

Una de las explicaciones que más ha sobrevolado las mentes de algunas personas a la falta de insectos en los coches es que ahora estos tienen perfiles más aerodinámicos, cortando el aire de forma más eficiente, lo que desplazaría a los insectos por encima del vehículo.

Sin embargo, los investigadores no están del todo convencidos: “Algunos dicen que en los años 70 también había coches con una línea aerodinámica y acababan llenos de insectos igual, y en la actualidad no. Por otro lado, gente que ahora utiliza, por ejemplo, un todoterreno, que es cualquier cosa menos aerodinámico, no terminan con el coche lleno de insectos como antes al hacer recorridos largos”, asegura Servia. 

Y es que uno de los principales problemas que tienen las observaciones del fenómeno del parabrisas es que son experiencias en lugares muy diversos y en condiciones muy distintas, por lo que no se pueden comparar. Otras observaciones por parte de particulares son que cada vez ven menos mariposas y abejas en el rural, lo que, a falta de demostración científica, podría también estar relacionado con este tema.

La profesora María José Servia, con una de las trampas 'Malaise' de captura de insectos

La profesora María José Servia, con una de las trampas 'Malaise' de captura de insectos / Cedida

“Existe también algún ejemplo de instituciones o investigadores que han trabajado y tienen muchos datos en un sitio en particular, pero ¿cuánto nos dice eso sobre el declive a nivel mundial? Nos faltan datos a largo plazo, durante muchos años, y también tenemos casos muy localizados", explica. Por tanto, los investigadores, aunque aseguran que es prueba suficiente del declive de insectos, también dicen que hay que ser cautos a la hora de hacer estimaciones y dar cifras concretas.

Los científicos han realizado más investigaciones sobre el tema, y Servia destaca especialmente un artículo de un investigador alemán en la revista Science del año 2007: “Se menciona el caso de un grupo de entomólogos alemanes que realizó campañas con unas trampas llamadas Malaise, que permiten recoger todos los insectos que vuelan en un área determinada, y en base a eso consiguieron demostrar la caída en la abundancia y la diversidad de insectos en un área concreta de Alemania”.

Una de las trampas de captura de insectos 'Malaise' usadas por investigadores

Una de las trampas de captura de insectos 'Malaise' usadas por investigadores / Cedida

¿Un problema global?

La falta de datos hace muy difícil estimar si hay lugares específicos del planeta que estén sufriendo el declive de insectos más que otras: “El descenso es aparentemente multifactorial, por lo que los elementos que pueden tener incidencia sobre las poblaciones de insectos son muy variados y diversos, así que es muy difícil achacar a un solo factor este declive, y no todas las áreas del mundo se ven afectadas por los mismos factores”, explica la bióloga. Esto explica que los científicos se muestren recelosos a la hora de hablar de un declive “generalizado”, ya que ha habido lugares donde, gracias a mejoras en el hábitat, han aumentado, y otras donde la caída es especialmente notable.

Es complicado saber que especies están siendo más afectadas por el declive, de nuevo debido a la falta de datos. Servia comenta que sí se tienen pruebas más claras de caídas en las poblaciones de mariposas, abejas e insectos polinizadores, ya que, aunque también hay carencias de conocimiento, llevan siendo estudiadas más tiempo.

"La diversidad de insectos es tan grande que las especies de insectos conocidas constituyen la mitad de todas las especies de todos los grupos de organismos conocidos en el planeta"

María José Servia

— Bióloga y profesora de Zoología en la UDC

Algunos de los factores que se pueden asociar al declive van desde el cambio climático al uso de pesticidas y químicos en la agricultura o la transformación de bosques naturales en zonas de cultivo. Las consecuencias de este descenso poblacional de los insectos pueden ser también muy diversas y afectar al planeta de muchas formas: “La diversidad de insectos es tan grande que, cuando explicamos a los alumnos la importancia de los insectos, siempre destacamos que las especies de insectos conocidas constituyen la mitad de todas las especies de todos los grupos de organismos conocidos en el planeta. Es decir, de todas las especies de la Tierra, la mitad son insectos”, asevera.

Esto significa que, con tanta diversidad, hay muchas funciones que dependen de ellos, algunas de extrema importancia, como la polinización o la degradación de materia orgánica: “¿Qué sería de nosotros sin los insectos que transforman la materia orgánica muerta y nos la sacan adelante? Estos seres, que incluso nos dan un poco de asco, que no nos gustan porque están sobre la materia muerta, la están transformando y transportando. Entonces, un declive en la cantidad de insectos y en su diversidad va a tener muchas consecuencias para nosotros como humanos porque hay muchísimos servicios ecosistémicos proporcionados por ellos”, reivindica Servia.

En busca de soluciones

Conocidos los problemas, ¿qué podemos hacer para intentar revertir esta situación? La experta en zoología asegura que la percepción social de los insectos tiene mucho que ver: “Nunca han sido organismos demasiado atractivos para las personas, excepto grupos muy concretos como las abejas. Salvo que sean llamativos o de colores agradables, los humanos solemos mostrar un rechazo importante hacia los insectos. Como sociedad, debemos conseguir que nos gusten los insectos, valorarlos y entender que son importantes y desarrollan un papel fundamental en procesos de los que dependemos”.

"Como sociedad, debemos conseguir que nos gusten los insectos, valorarlos y entender que son importantes y desarrollan un papel fundamental en procesos de los que dependemos"

María José Servia

— Bióloga y profesora de Zoología en la UDC

Además, diversificar la vegetación de los jardines y ciudades es clave, con plantas autóctonas que florezcan y ofrezcan una diversidad de recursos de las que se puedan alimentar las larvas de insectos, y no solo especies vegetales exóticas. Y luego está el trabajo de las administraciones: “Los cambios en el uso del suelo, la regulación de pesticidas... todo eso está en manos de las administraciones. Nosotros podemos contribuir a mejorar, dejando de utilizar determinados pesticidas o herbicidas, cultivando de forma distinta un jardín... pero a nivel regional, estatal o incluso europeo y mundial, ahí son las administraciones las que tienen que actuar”, finaliza la bióloga.

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