La cifra de diagnosticados de párkinson en el área se triplica en apenas tres años
La Asociación Parkinson de Pontevedra estima en más de 3.000 los enfermos en el Área Sanitaria, el triple que los datos de 2022 de la Dirección Xeral de Asistencia Sanitaria

La Asociación presta también servicio terapéutico. / Gustavo Santos
Ayer se conmemoró el Día Mundial del Párkinson, una enfermedad crónica y neurodegenerativa que afecta a 8,5 millones de personas en el mundo, 160.000 en España y más de 10.000 en Galicia. En esta comunidad la enfermedad sigue vinculada a un gran estigma por parte de las personas afectadas. Es por ello que la Asociación Parkinson de la provincia de Pontevedra sacó a la calle la campaña «No des nada por sentado», una iniciativa con la que se busca «acabar con las falsas creencias y prejuicios sociales a través de un vídeo en el que participan varias personas afectadas».
Explican desde la entidad que «en el área sanitaria de Pontevedra y O Salnés son cerca de 3.000 las personas con la enfermedad de Parkinson», el triple que los datos de 2022 de la Dirección Xeral de Asistencia Sanitaria de la Xunta. «Y probablemente sean más, porque muchas personas no reconocen los síntomas hasta el temblor y no acuden al neurólogo. También cuentan otros factores como que los funcionarios, por ejemplo, son tratados por Muface, saliendo de los datos del Sergas», explica la presidenta y trabajadora social de la Asociación Parkinson de la provincia de Pontevedra, Begoña Cerqueiro.
Pero, ¿qué es la enfermedad de Parkinson? «Es un trastorno neurodegenerativo porque afecta al sistema nervioso, produciendo unos mecanismos de daño y posterior degeneración de las neuronas ubicadas en la sustancia negra. Estas neuronas se encargan de producir la dopamina, una sustancia química (neurotransmisor) fundamental para que el movimiento del cuerpo se realice correctamente. Cuando el cerebro no dispone de dopamina suficiente los mensajes de cómo y cuándo moverse se transmiten de forma errónea, apareciendo de manera gradual los síntomas motores típicos de la enfermedad», según explica la Federación Española de Párkinson.
A día de hoy se cree que la causa de la enfermedad se debe a una combinación de factores genéticos y medioambientales que pueden variar de una persona a otra. «Los principales factores implicados en el desarrollo de la enfermedad son: envejecimiento, factores genéticos (la herencia familiar juega un papel importante, entre el 15% y el 25% de los pacientes tiene algún pariente con la enfermedad» y la interacción de diferentes factores del entorno y sus posibles toxinas», aclara la Guía Informativa de la Federación Española de Párkinson.
La enfermedad es crónica, es decir, no tiene cura, pero no es mortal. «La esperanza de vida de los pacientes es la de la propia persona», pero con mermas en la calidad de vida, explica Begoña Cerqueiro. Es por ello que desde la Asociación local advierten lo importante que es coger las riendas, sin ocultar los síntomas (que es habitual entre los afectados) y dejarse guiar por especialistas. Porque ello puede retrasar y paliar los efectos todo lo posible en el tiempo. «En la Asociación Parkinson ofrecemos una asistencia integral. Trabajamos para mejorar su calidad de vida y la de sus familias a través de una intensa y continua atención terapéutica», dice su presidenta que anima a acercarse a informarse. Dentro de los servicios tienen: fisioterapia, logopedia, estimulación cognitiva, psicología y trabajo social.

Mesa informativa instalada ayer en la Peregrina. | Gustavo Santos
Hipersexualidad, compra compulsiva o ludopatía
En la enfermedad de Parkinson hay otras neuronas afectadas, por tanto, otros neurotransmisores como: serotonina, noradrenalina y acetilcolina. Esto explica otros síntomas no motores de la enfermedad que son muy importantes, pero menos conocidos. Lo que hace que el día a día de pacientes y familiares sea más difícil, genera vergüenza o pasan desapercibidos a la hora de contarlos en consulta por creer que se trata de problemas independientes a la enfermedad. «Muchas personas no reparan y cuando acuden al neurólogo no se lo dicen. Es fundamental que lo hagan para recibir un tratamiento integral y que el especialista sepa en qué fase se encuentra el paciente», alerta Begoña Cerqueiro.
Entre los más graves, por sus implicaciones psicosociales están los trastornos del control de impulsos como: hipersexualidad, ludopatía, atracones o compras compulsivas. Estas acciones están directamente relacionadas con el centro del placer del cerebro, generan satisfacción inmediata provocando una subida de los neurotransmisores que nos hacen sentir bien, como la dopamina (responsables del temblor y otros trastornos del movimiento también interno del cuerpo) cuyos niveles están bajos. Así, estos pacientes son vistos como «adictos» o «degenerados», cuando es una muestra del avance de la enfermedad.
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