Reibón sigue con viviendas de maestros y solo una de las doce permanece vacía

La Consellería de Educación asegura que son de titularidad municipal y las gestiona el Concello | El gobierno local aún no tiene decidido qué hacer con la casa sin ocupar

Las viviendas de maestros del colegio CEIP Reibón, de Moaña. |  Santos Álvarez

Las viviendas de maestros del colegio CEIP Reibón, de Moaña. | Santos Álvarez

Moaña

Miles de personas salieron ayer a la calle en las principales ciudades del país, entre ellas Vigo, para protestar contra el negocio de la vivienda, la falta de pisos en alquiler y el elevado precio que impiden a muchas personas poder tener acceso a una vivienda digna y en muchos casos incluso se tienen que plantear recurrir a compartir casa.

En Moaña, el colegio público CEIP Reibón, con unos 400 alumnos, sigue manteniendo sus viviendas de profesores, en total 12 de las que están habitadas 11 de ellas por maestros del centro docente con sus respectivas familias -hay ocho niños- que además de compartir los momentos laborales, lo hacen también fuera del horario lectivo en estas casas pareadas, dentro del recinto.

Tener acceso a estas viviendas y además sin coste para sus usuarios, al margen de las obras de rehabilitación que tengan que afrontar debido a su antigüedad, es todo un lujo cuando la falta de alquiler en el municipio empieza a ser un problema y los precios de la vivienda de segunda mano se han disparado con una subida interanual del 31,1%.

Las viviendas de Reibón son quizás el último vestigio vivo de aquel modelo educativo de hace medio siglo cuando los colegios se construían con viviendas para dar servicio a los maestros. Muchas de estas viviendas en Galicia han pasado a ser rehabilitadas por los Concellos con ayudas de la Xunta para destinarlas a otros usos, con carácter social. En el caso de Reibón, la comunidad educativa las ha seguido manteniendo y disfrutan de este derecho que le otorga la carrera de la docencia, con la que muchos tienen que desplazarse de un municipio a otro.

Tal y como señalan en la Consellería de Educación, las casas de Reibón están ocupadas por maestros del centro «que no pagan alquiler por ellas». Añaden que son viviendas afectadas al colegio, pero de titularidad municipal, por lo que es el Concello el que debe de supervisar todo el proceso. Con respecto a la vivienda que está vacía, sin ocupar en el bloque de Reibón, desde la consellería «desconocen» si el Concello tiene algún plan para ella.

La concejala de Educación en el gobierno de Moaña, Dolores Chapela (BNG), asegura, sin embargo, que la gestión de las casas las lleva la consellería y que cree que existe una vivienda vacía, pero que no está apta para habitar.

En la comunidad educativa hay una apuesta clara por seguir manteniendo en uso estas viviendas, ya que, aunque son humildes, les permiten mucha comodidad y les hacen estar integrados en el proyecto de Reibón que en 2022 cumplió su 50 aniversario y que llegó a albergar a 1.400 alumnos y tener que instalar casetas prefabricadas para albergar las aulas.

Una vista del colegio.

Una vista del colegio. / Fdv

«Vivir al lado del colegio tiene más pros que contras»

Una de las profesoras del colegio Reibón lreside en una de estas viviendasdesde 2017. Reconoce que estaban en un muy mal estado y todos tuvieron que afrontar reformas. Se trata de viviendas de dos plantas, de unos 60 metros cuadrados, en donde en la planta baja se ubica un salón y cocina, con un anexo trastero y en la planta alta se distribuyen tres dormitorios, con una superficie de entre 8 y 10 metros cuadrados, y un baño.Considera que este tipo de viviendas de maestros deben de seguir «siempre que estén con un buen mantenimiento. Es muy cómodo y nos hace sentir comunidad y que formamos parte de un proyecto de centro». Reconoce que la convivencia es tranquila y respetuosa e incluso, entre varios vecinos y compañeros de trabajo «tenemos relaciones de amistad y casi familiares». Por su experiencia, coincidir «tiene más pros que contras: «Respetamos mucho el hecho de que en casa no estamos trabajando, aunque inevitablemente a veces el trabajo se cuela en nuestras conversaciones. Crear proyectos en momentos de charla y de distensión da lugar a momentos muy productivos».

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