Solo 84 de los 11.300 pacientes que toman opioides consumen fentanilo

El Sergas controla a los enfermos a los que receta morfina, oxicodona o tramadol por el riesgo de adicción de estos medicamentos | Salen del programa 152 personas en un año

Una sanitaria en la farmacia hospitalaria del Álvaro Cunqueiro

Una sanitaria en la farmacia hospitalaria del Álvaro Cunqueiro / Marta G. Brea

Daniel Domínguez

Daniel Domínguez

Santiago

El envejecimiento tan característico de Galicia, con una cuarta parte de su población por encima de los 65 años, dispara las estadísticas de consumo de fármacos, debido a la cronicidad de las dolencias asociadas a la edad, pero también es una de las causas de que la comunidad sea la segunda autonomía con mayor consumo de fentanilo, la droga que está arrasando Estados Unidos por su alto poder de adicción.

El fentanilo es una sustancia cien veces más potente que la morfina y con gran capacidad de adicción, que está generando riadas de personas en calles de ciudades de como Filadelfia que parecen zombies, incapaces de caminar debido al impacto de una droga que, además, es muy barata. Tal es la crisis sanitaria en Estados Unidos que el control de esta droga también está sobre la mesa en la guerra abierta por el Gobierno de Donald Trump contra China.

En las calles de Vigo y Santiago se han detectado pequeños consumos de fentanilo, pero procedente del uso hospitalario, pues es una droga muy controlada en Galicia y el resto de España. Se prescribía solo para casos de graves dolencias, como dolores lumbares agudos incapacitantes, pacientes oncológicos, o víctimas de accidentes de tráfico o laborales con nervios dañados, pero siempre bajo supervisión estricta.

En Galicia, 84 pacientes están bajo la lupa de la Consellería de Sanidade, que aplica un plan de control específico a todos los enfermos a los que prescribe algún tipo de opioide. De hecho, el fentanilo es casi testimonial, pues representa tan solo el 0,7% de los 11.282 ciudadanos en este programa de vigilancia por consumir sustancias como morfina, oxicodona o tramadol.

El plan de vigilancia consiste en que los médicos que prescriben ese tipo de medicamentos deben estar atentos para detectar cualquier signo de mal uso de los fármacos, como un consumo excesivo que puede indicar bien inicio de adicción, bien intento de vender la sustancia. Ese control se extrema en casos con antecedentes de alcoholismo o problemas de salud mental como depresión.

Los pacientes que consumen fentanilo aumentaron ligeramente en el último año, al pasar de 78 el año pasado a 84 en la actualidad, si bien el dato global de ciudadanos bajo el plan de control de opiáceos descendió de 11.434 a 11.282, lo que representa un descenso del 1,3%, en sintonía con el intento de Sanidade de disminuir el consumo. Se trata, además, de la primera caída desde que en 2023 se duplicase el número de personas vigiladas desde las 6.000 de 2022 al ampliar los criterios de seguimiento. Se incluyen desde entonces pacientes mayores de 75 años con prescripción de opioides y otros fármacos como gabapentina o pregabalina, al aumentar el riesgo de somnolencia e incluso depresión respiratoria.

El abuso de la prescripción de este tipo de medicamentos forzó al Gobierno a aplicar un plan para frenar las adicciones a opioides, limitando el uso del fentanilo, por ejemplo, a pacientes con cáncer, si bien los casos de quienes se han enganchado a esta droga son todavía muy pocos. En Galicia, el año pasado la cifra de quienes recibían tratamiento por su adicción a esa nueva droga eran 8 en Galicia.

Uno de los problemas detectados en la comunidad radicaba en el abuso de prescripción del fentanilo en pacientes mayores con dolores cervicales agudos, artrosis y similares, saltándose las recomendaciones de uso de una sustancia con enorme capacidad de adicción. El Ministerio de Sanidad llegó a reconocer su «preocupación importante respecto al uso fuera de las indicaciones autorizadas» del fentanilo en su Plan de Optimización de la utilización de analgésicos opioides. Fuentes de Sanidade indicaron que se recordó a los facultativos la limitación del fentanilo a casos oncológicos y paliativos.

Envejecimiento y una prescripción excesiva sitúan a Galicia como la segunda comunidad con mayor uso de fentanilo con 3,37 dosis por cada mil habitantes y en la primera en cuanto al uso de opioides, con 7,74, según el ministerio.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents