El carné de coche, para otro momento

La edad de los aspirantes al carné de conducir se pospuso en los últimos años hasta los 25. El adolescente que acudía a la autoescuela el verano antes de marchar a la Universidad es ya un perfil minoritario. Ahora el pulso lo marca el primer acceso al mercado laboral.

Jóvenes en una autoescuela de Pontevedra.

Jóvenes en una autoescuela de Pontevedra. / Gustavo Santos

Vigo

El consejo de la UE y el Parlamento Europeo acordaron hace un mes reducir la edad legal para conducir a los 17 años. Es una medida para tratar de paliar la falta de conductores que sufren varios países -entre ellos España- de autobús y camión. Sin embargo, nuestro director de la DGT, Pere Navarro, no se mostró convencido. Aseguró que no había una demanda social real. Y no iba desencaminado.

Años atrás había un perfil mayoritario de jóvenes que se sacaban el carné de conducir al cumplir los 18, el verano previo a la Universidad o de comenzar a trabajar. La movilidad era necesaria y los transportes públicos no siempre dieron la talla (todavía hoy tienen sus dificultades para conectar numerosas villas). Las promociones para estudiantes o el apoyo paterno ya no son un aliciente necesario para que los jóvenes se animen a incorporarse a la carretera.

«Ya no hay ansia por sacar el permiso, se prefiere un patinete o tener un móvil bueno que conducir», indica Luis Novoa, secretario general de la Federación de Autoescuelas de Galicia. Si bien lo habitual era que los aspirantes se presentasen en las academias con su mayoría de edad recién cumplida, la media aumentó en los últimos años a los 25. «En las ciudades el nuevo caso más común es el de los jóvenes que van a comenzar su primer trabajo y tienen que desplazarse a una villa vecina, sobre todo los que vienen en invierno», añade.

Otro factor que aumenta la media de edad es el mayor porcentaje de extranjeros -sobre todo procedentes de Venezuela- que se apuntan a las clases. Desde este país, al igual que ocurre con Cuba, no hay canje posible. A diferencia de la isla, que lleva décadas con la misma situación, en el país vinotinto la restricción es reciente. Ocurrió en 2021 cuando se expidieron permisos en formato de documento PDF, en lugar de la tarjeta física habitual. Su falsificación pasó a ser más factible y se canceló la convalidación.

La mejoría de los transportes también juega en contra de que un mayor porcentaje de alumnos se apunte al permiso. Por ejemplo, el trayecto entre Ourense y Santiago por carretera es de una hora y media. Si embargo, en tren tan solo se tarda 30 minutos. El precio de la AP-9 es otro motivo que resta atractivo a las cuatro ruedas. «Y lo mismo con viajes más largos, ahora Madrid está a dos horas de Ourense, ya hay opciones mejores», indica Novoa.

También apunta que en las ciudades existe mayor preferencia por las bicicletas y los patinetes eléctricos.

«Con todo, si que es crucial el momento del primer empleo. Con 24 o 25 años se empieza a necesitar un medio de transporte», dice el secretario.

En las villas, más jóvenes

Los pueblos son el único lugar en el que el sacarse el carné es una costumbre que se mantiene intacta. Los transportes entre villas son más escasos y precarios, por lo que el coche es la única forma para los jóvenes de estar realmente comunicados y no depender de sus padres.

Mínimo 1.500 euros

El precio del carné de conducir se disparó en los últimos años. Para hacerse con el permiso hay que desembolsar un mínimo de 1.500 euros, aunque oscila dependiendo de la ciudad.

Vigo es la más cara: una sola práctica ronda los 30 euros. Según algunas entidades, por la falta de demanda. El resto de localidades tienen precios menos elevados: Pontevedra y Ourense cobran a 28 euros la práctica, Ferrol y Lugo están a 26 euros, y A Coruña lo hace a 25. Santiago es la más barata: la diferencia con Vigo es de 10 euros.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents