Sanidade firma 10.400 contratos cada mes para cubrir vacaciones o bajas
El Sergas suscribió 125.000 incorporaciones puntuales el año pasado | “El 30% de las personas en las listas está en suspensión, no le compensan contratos de días”, lamenta Satse

Personal sanitario en las instalaciones del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago. / Xoán Álvarez

El departamento de personal de la sanidad pública gallega es un hervidero, a tenor de los más de 2.400 contratos semanales que firma para cubrir bajas laborales o permisos de su personal y así evitar el colapso del sistema por falta de médicos, enfermeros o celadores, especialmente en los períodos festivos, como Navidad o Semana Santa. Durante el año pasado, el Servizo Galego de Saúde (Sergas) suscribió 125.000 contratos temporales de este tipo, a una media de más de 10.400 al mes. Miles de trabajadores firman varios contratos de este tipo a lo largo del año, con algunos que superan el medio centenar, según ha denunciado en ocasiones el colectivo Enfermeras en loita.
El personal sanitario denuncia desde hace años este tipo de prácticas al considerar que generan una precariedad estructural entre quienes están encargados de velar por la salud de la población y, de hecho, cambiar ese sistema ha centrado gran parte de las reivindicaciones de colectivos como Enfermeras en loita o la propia plataforma SOS Sanidade Pública, que ha convocado una nueva manifestación en Santiago el próximo 6 de abril para criticar lo que considera una privatización de la sanidad pública por parte de la Xunta gobernada por el PP desde 2009.
El Ejecutivo gallego, sin embargo, siempre ha defendido este modelo de contratos, que usa tanto para la Administración general —el año pasado se suscribieron 150.000— como para educación y sanidad, departamentos estos últimos que cuentan con sus propias listas de contratación. En 2018, el entonces conselleiro de Sanidade, Jesús Vázquez Almuiña, justificó incluso los contratos de solo una jornada de duración. «El Sergas necesita contratos por días; hay que pasar por esa fase inestable para lograr plaza», declaró en una entrevista a FARO.
Precisamente, este tipo de contratos son los que más censuran los profesionales en un sistema que, sobre todo, afecta a cuidadores auxiliares de enfermería (TCAE), enfermeros, celadores y personal de servicios generales, según Sanidade.
Este departamento destaca que los períodos en que más contratos de sustitución se realizan son verano, Navidades y Semana Santa, momentos en que “hay listas que sufren indisponibilidad de aspirantes”, es decir, no hay sustitutos. “Las categorías afectadas más habitualmente por esta casuística son medicina de familia, pediatra de Atención Primaria, enfermería, enfermería especialista, especialidades concretas de licenciado sanitario de Atención Hospitalaria y, en momentos puntuales, TCAE”, apuntan desde el departamento dirigido por Antonio Gómez Caamaño.
Los trabajadores denuncian la precariedad estructural generada por un sistema que provoca la baja temporal de muchos integrantes de las listas de contratación y que suma todavía 933 plazas pendientes de convocar de los años 2022 y 2023, que, junto a las 1.173 del año pasado, alcanzan las 2.090.
María Asunción Maus, secretaria autonómica del sindicato de enfermeras Satse, lamenta una «situación evidentemente muy precaria», especialmente en su colectivo y en el de fisioterapeuta, a pesar de que la legislación obliga a contar con un porcentaje de temporalidad por debajo del 8%. «Pero ahora mismo está sobre el 30%, según nuestros datos, a pesar de las convocatorias de estabilización de plazas. La última es de diciembre de 2022», indica Maus, que lamenta que no se convoquen todas las plazas vacantes existentes.
«Existe un déficit continuado y no se consolidan plazas», continúa Maus, que destaca el impacto de la anulación de los contratos de interinidad más allá de 12 meses de duración, según estableció el Tribunal Supremo.
Como sucede en los casos de los servicios sociales –centros de día o residencias, por ejemplo—, Sanidade debe cubrir todas las bajas, lo que «supone que es imposible conciliar» para quienes están apuntados en las listas de contratación. «No pueden tener vacaciones con su pareja o planificar el verano porque te pueden llamar para un día o una semana. Si lo rechazas, te suspenden, por eso el 30% de personas de las listas piden que no las llamen durante una temporada», finaliza la representante de Satse.
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