Si hablamos de termalismo en Galicia, lo más probable es que se nos vengan a la cabeza las termas de Ourense. Con todo, más allá de la ciudad de As Burgas, Galicia cuenta con un rico patrimonio de manantiales y de aguas mineromedicinales repartidas por gran parte de su territorio. Para hablar del paraíso termal que hoy os recomendamos tenemos que desplazarnos hasta la parroquia de Codesido, en Villalba (Lugo). Se trata de la Charca do Alligal, una piscina natural al aire libre ubicada en un bello entorno natural. La primera piscina data del año 1930, fue construida en piedra y contaba con unas dimensiones más reducidas que la actual, que cuenta con unos aproximados 30 metros de diámetro. De su suelo de arena brotan diferentes hoyos del manantial, con una temperatura media de 23 grados, que se mantienen estables durante todo el año. La fama de sus aguas se extendió debido a la tradición y "a numerosas leyendas relacionadas con las propiedades curativas y el poder milagroso de sus aguas", explican desde la web de Turismo de Villalba. Por esta razón, la mayoría de los bañistas acuden a la charca buscando un remedio para sus dolencias, especialmente para problemas reumáticos y afecciones crónicas de la piel. Por la zona existe además la costumbre de adoptar un calendario de baños de siete a once días con la creencia de obtener así una mayor efectividad. La Charca termal do Alligal dispone de un amplio aparcamiento y, durante la temporada estival, se suelen abrir al público vestuarios, baños y un bar. Para llegar a la Charca do Alligal debes de tomar la LU-841 desde Villalba hacia Ferrol, dejando atrás el río Madalena y su playa fluvial. A unos aproximadamente ocho kilómetros, debes girar hacia la izquierda en un cruce que te llevará directamente hasta la piscina termal.