Casi una década de lucha vecinal ha servido para mucho. Los vecinos de la Privada Moderna, entre San Roque y Urzáiz, respiran aliviados tras años y años de desesperación. Ayer, comenzaron las obras para la rehabilitación integral de 41 viviendas repartidas en nueve edificaciones: las siete de la Privada Moderna y dos de San Roque (105 y 107). Los inquilinos lograron que la justicia obligase a su casera, la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb), participada mayoritariamente por el Estado, a arreglar los desperfectos de sus pisos -algunos, de carácter urgente-, que sufren desde hace tiempo. Esta entidad ha querido ir más allá de las sentencias y ha decidido remozar la totalidad de la promoción.