Mil tomateras crecen desde febrero en el enorme huerto de Castro Navás, donde la Fundación Menela tiene su centro de día y residencia de adultos, en Priegue, Nigrán. La primera cosecha está en marcha, pero los usuarios han recolectado ya docenas de kilos de tomates que pueden ser la base de su futuro laboral en forma de conservas de salsa o de mermelada. Las nuevas propuestas de inserción laboral de la entidad que presta apoyo a personas con autismo y sus familias desde hace cerca de medio siglo en Vigo y su área es circular. Allí se cultivan hasta 50 variedades de verduras y hortalizas, se consumen y se conserva el excedente.
Conseguir un trabajo es fundamental para las personas con autismo para mejorar su calidad de vida. Supone “melloras na súa autoestima, autonomía persoal, capacidade de participación na sociedade e na súa vida independente”, señala el director de la Fundación Menela, Cipriano Jiménez. Pero la realidad es que entre 76% y el 90% de las personas con Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) carecen de actividad productiva o laboral.