Guillermo y Rocky, el dúo motero más pavero de Baiona: «Alguno ya se ha bajado del coche para sacarle fotos»
Tras mudarse a una casa en Sabarís con su familia hace unos años, este joven vigués adoptó a un peludo que se ha convertido en su copiloto más fiel

Guillermo es un vigués afincado en Baiona que rutea en moto con su inseparable perro Rocky, siempre 'a rebufo' de su dueño. / Guillermo González
Tanto Guillermo González Lago como sus padres y su hermana siempre habían querido incrementar la familia con un nuevo miembro canino, «pero al vivir en un piso en Vigo, no lo contemplábamos», señala a FARO este joven de 23 años, aspirante a Policía Nacional. Hace un par de años se mudaron definitivamente a Sabarís, donde tenían una casa con jardín: ya no había excusa.
Con tres meses de vida, y desde una protectora de Ourense llegó Rocky a esta parroquia de Baiona, donde es uno más en ese hogar, y el ojito derecho del pequeño de esta familia que también es amante de las motos.

Guillermo y Rocky, amigos inseparables. / Guillermo González
Así que cuando deja los apuntes de las oposiciones a un lado para desconectar, programa su plan ideal con su novia María en el que está incluido su perro y su Honda CDR 600 F. «Nos encanta ir de ruta y, sobre todo, visitar 'fervenzas', así que nos vamos los tres de excursión a pasar el día», explica el joven motero.
Hasta hace unos meses, el peludo viajaba a la espalda de su dueño dentro de una mochila de transporte adaptada, «pero teníamos que parar de vez en cuando, porque el peso al final pasa factura», reconoce Guille. Entonces Rocky recibió el mejor regalo de Navidad que podría tener: un transportín especial y homologado para motocicletas, que se ancla en la parte del baúl, en el que incluso puede tumbarse, «aunque él nunca lo hace», con cinturón de seguridad que se engancha al arnés del perro.
Y es que a este can le encanta sentir el viento sobre su cara, que además va protegida con una pequeña braga que le cubre las orejas, y unas gafas de perro motero para cuidar los ojos, con las que farda allá por donde pasa.
«Una vez, esperábamos en un paso de cebra y una señora que iba en un coche, se bajó al vernos para sacarnos fotos», comenta Guillermo, que suele llevar chuches de perro para que «los niños que se sorprenden al vernos, se las den de comer a Rocky», matiza.
Con María, su pareja, vive Rufo, otro perro, aunque suele perderse las escapadas, «porque es muy mayor», y no está para esos trotes.

Guillermo, María y Rocky, en algunas de las excursiones y rutas que han hecho en moto. / Guillermo González
Sobre la adaptación de Rocky a la moto, Guille le fue educando poco a poco para que no se pusiera nervioso y se acostumbrara a ir de paquete: «Cuando nos disponemos a salir, él se da cuenta y se pone todo contento. Ahora ya sabe cómo debe comportarse cuando vamos de ruta, y qué hacer cuando paramos».
Próximo destino, Portugal
De momento las salidas de este 'team' motero han sido por el entorno de la provincia. «La ruta más larga fue a la Serra do Cando, en A Lama, y también hemos hecho alguna acampada, pero tenemos en mente hacer un viaje y recorrer Portugal», anuncia el joven vigués al que le acompañará María, y por supuesto, su copiloto más fiel.
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