Las casas más terroríficas se encuentran en Galicia

A Escusalla, ubicada en Lobios, es una construcción en un estado ruinoso que, dice la leyenda, sigue habitada por un fraile que mataba a los jornaleros que contrataba

Imagen de A Escusalla, abandonada a manos de la vegetación

Imagen de A Escusalla, abandonada a manos de la vegetación / G.M.

Alba Prada Estévez

«Galicia, tierra de meigas», una expresión sobradamente conocida más allá de nuestras fronteras que hace justicia a una verdad universal: no hay gallego que no haya sido criado entre leyendas, mitos y antiguas tradiciones. Nuestros abuelos recuerdan a la perfección como se divertían a la hora de cenar escuchando las historias sobre la Santa Compaña o sobre el mal de ojo que las meigas echaban a sus enemigos. Y es que los cuentos eran antaño los substitutos de la televisión y la mejor forma de entretener a unos niños que se quedaban sin aliento al escuchar las historias de miedo de un narrador que bien podía ser cualquier vecino del pueblo. Al igual que han trascendido las historias, lo han hecho las casas implicadas en dichas leyendas.

Una de las edificaciones encantadas más populares que encontramos en Galicia es la conocida como A Escusalla. Se trata de una casa de piedra en ruinas, escondida entre los frondosos bosques de la Baixa Limia. La construcción está ubicada en las cercanías del embalse de Lindoso, a medio camino entre las aldeas de Ludeiros y Compostela (parroquia de Manín, en el ayuntamiento de Lobios).

A Escusalla, en la parroquia de Manín, en el ayuntamiento de Lobios

A Escusalla, en la parroquia de Manín, en el ayuntamiento de Lobios / G.M.

Según la documentación disponible, la casa fue construida en 1727 por el abad de San Salvador de Manín, don José Martínez y Parga. A pesar de que se encuentra en estado ruinoso, quedan en pie las escaleras que conducen al piso superior, una buena parte de las paredes y los pilares de piedra en la estancia central. En la entrada principal de la casa se puede encontrar una capilla bien conservada dedicada a San José. La leyenda que rodea a esta casa procede del boca a boca de los vecinos de O Xurés. Cuentan que en la época de la Inquisición vivió en A Escusalla un párroco conocido como O Marrequiño. Este cura contrataba a jornaleros portugueses para realizar trabajos en la vivienda y a la hora de pagar por sus servicios, lo que realmente hacía el párroco era acabar con sus vidas y enterrarlos en el propio patio de la casa. El último de los moradores fue el tío Roque, un portugués que expandió entre los vecinos la leyenda de que los días de luna llena O Marrequiño se paseaba atravesando las paredes de piedra. Desde entonces empezó a hablarse de diferentes sucesos paranormales, hasta tal punto que la casa suscitó el interés del programa Cuarto Milenio de Íker Jiménez.

Otra de las casas gallegas sobre la que circulan leyendas y que, de hecho, está considerada como el primer caso de poltergeist documentado en España se encuentra en Ponteceso, concretamente en Anllóns. Recibe el nombre de Casa do Demo y ahora mismo está remodelada y se ha convertido en vivienda turística. La leyenda sitúa en el año 1899 el momento en el que empezaron a darse sucesos extraños en la vivienda. Juliana Rodríguez, que vivía con su nieta, María Cundíns, se encontraba por las mañanas los muebles cambiados de sitio, intuía movimientos en las brasas de la lumbre y escuchaba extraños ruidos. La leyenda cuenta que todo fue a peor, pues empezaron a arañarla garras invisibles, que además la golpeaban y le tiraban del pelo. Todo ello acabó afectando también a su nieta. Una de las explicaciones que se intentó dar a esta posesión diabólica fue que el difunto marido de Juliana había pertenecido en América a una sociedad de espiritistas. Se decía que, a su vuelta a Galicia, había traído algunos libros que su mujer conservaba tras su muerte y que, quizá, el difunto estaba tratando de comunicarse con ella.

También ha transcendido que está encantada una casa de piedra en Portocelo. Sobre ella se cuenta que una cuadrilla de segadores pasó un día frente a la casa al anochecer y como la vieron deshabitada, decidieron pasar la noche en ella. Aunque no se despertaron en ningún momento, al amanecer aparecieron todos con las cabezas colocadas en el lado contrario al que se habían acostado y con los cordones de las botas entrelazados. Además, la historia cuenta que una noche alguien metió unos burros dentro de la casa y al amanecer los animales parecían cansados y sudados, como si hubiesen sido forzados a trabajar durante todo ese tiempo. Cuenta asimismo la leyenda que unos comerciantes guardaron en su interior unos sacos de patatas que eran de tamaño normal, pero que al día siguiente habían disminuido su calibre hasta ser como un huevo de paloma.

También un vecino de Viveiro que había quedado frente a la casa con unos amigos para ir a pescar calamares poco antes del amanecer, se encontró con que no podían pasar porque alguien había colocado la cadena que servía para colgar los potes en la lareira atravesada de lado a lado de la carretera. Según parece, todos los fenómenos ocurren por la noche.

Otra vivienda gallega que ha trascendido por ser un lugar en el que ocurrían sucesos paranormales se encuentra en Rubillós, cerca de Ourense. Supuestamente, un matrimonio vivía atemorizado porque las camas se deshacían solas, desaparecían maletas y dinero, la ropa del armario aparecía tirada y algunos objetos que perdían de vista, terminaban encontrándolos en el tejado o en los huertos cercanos.

Más allá de estas casas en las que parecen suceder fenómenos paranormales, Galicia cuenta con algunas construcciones que, si no están encantadas, bien podrían inspirar cualquier película de terror. Una de ellas es la casa Bailly, ubicada en O Graxal, O Temple (Cambre) y que, de hecho, fue usada en la película Todo es silencio, de José Luis Cuerda. El complejo de la casa Bailly se construyó entre 1920 y 1924 por encargo del empresario Julio López Bailly. Originalmente, la mansión fue concebida como un hotel de 22 dormitorios, pero finalmente se usó como residencia de veraneo.

Casa Bailly, en Cambre

Casa Bailly, en Cambre / Carlos Pardellas

El sótano de la casa fue utilizado para recluir a presos republicanos, como una Escuela de Mandos del Movimiento, y a partir del año 1951, sus plantas superiores fueron empleadas por el Sindicato Vertical. En los años 80 comienza su abandono definitivo y la vegetación y algún que otro okupa son sus únicos visitantes. De hecho el complejo sufrió un incendio en 2012 a causa de una colilla sin apagar. La mansión, que iba a ser rehabilitada por la administración local, cayó en el olvido, y las sucesivas ampliaciones de la carretera le han ido comiendo terreno a la finca hasta quedar la casa aislada en un montículo. Puede verse si uno conduce hacia A Coruña, por la Nacional VI, casi entrando en la ciudad.

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