La revuelta del hormiguero

JUAN IGNACIO LAIZ MOLINA

Vigo

Es una pena que el Carnaval, que todo lo disfraza y a la vez todo lo normaliza, acabe con ediles enfadados/as en Cangas, mientras en Santiago la alcaldesa y el equipo de gobierno se hacen clones de sí mismos para compartir las risas en las calles.

El lunes, después de asistir al muy interesante y prolongado desfile de carrozas de Vigo, tuve ocasión de mezclarme, en Laza, entre la muchedumbre que lanzaba harina y hormigas, con un tono jovial, igualitario y distendido durante toda la tarde.

Es una pena que nos olvidemos de las normas del Carnaval. No hace falta revolver el hormiguero, que ya tenemos todo el resto del año para picarnos.

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