Ayer era día de entrega de notas en los centros educativos antes de empezar las vacaciones de Semana Santa. En el caso de Bueu, se puede decir que el alumnado del colegio de A Pedra y del IES Johan Carballeira llegan a este periodo vacacional con una notaza. Al menos en solidaridad. Más de 300 estudiantes y personal docente de los dos centros participaron en la carrera solidaria organizada por el instituto y con la que se pretendía recaudar fondos a favor de Accem, la oenegé que ayuda a los más de 100 refugiados que desde principios de año están acogidos en Bueu. La cuota de inscripción era de 1 euro, con lo que la recaudación final superó los 300 euros. Una cuantía a la que además hay que sumar un donación de 200 euros por parte de la Anpa del IES Johan Carballeira. «Máis alá da recaudación a iniciativa foi todo un éxito porque serviu como unha xornada de convivencia entre todo o alumnado», destacan desde el equipo directivo del instituto. Una jornada de convivencia a la que también se sumaron más de una decena de refugiados, que aceptaron la invitación del IES Johan Carballeira y no se quisieron perder esta prueba solidaria. El recorrido transcurrió por un circuito que rodeaba las calles Staffan Mörling, Ramón Bares y A Pedra. Primero salió la andaina, en la que participaron todos los cursos de infantil del colegio de A Pedra y que fueron de mano de sus compañeros mayores. Y pasadas las 12.30 horas llegó la carrera, que consistía en tres vueltas al circuito. Una prueba en la que tomaron parte estudiantes de 5º y 6º de primaria de A Pedra, de todos los cursos de la ESO y de bachillerato del IES Johan Carballeira, así como también alumnado de algunos de los ciclos formativos. A la carrera de ayer se le puede aplicar la máxima deportiva de que lo importante es participar. En pocas ocasiones está tan justificado este lema. Pero en todo caso eso no impide que se entregasen premios. Y como estamos a las puertas de la Semana Santa esos regalos estaban muy relacionados con estas fechas: huevos de pascua y roscones, que la Anpa se encargó de gestionar con las panaderías locales. El roscón era para la clase con mayor participación y no se entregó uno, sino cuatro. Hubo cuatro aulas del instituto en la que todos sus integrantes se anotaron para participar en la carrera. Un premio dulce y merecido que además es la mejor forma de empezar las vacaciones. Que seguro que para la mayoría también son más que merecidas.