Secuelas del 8E

El Supremo de Brasil avanza hacia la imputación de Bolsonaro por el intento de golpe de Estado contra Lula

La alta posibilidad de que el expresidente y un grupo de generales se siente en el banquillo de los acusados es considerada histórica

El expresidente brasileño, Jair Bolsonario, este lune a su llegada a Sao Paulo.

El expresidente brasileño, Jair Bolsonario, este lune a su llegada a Sao Paulo. / ISAAC FONTANA / EFE

Abel Gilbert

Abel Gilbert

Buenos Aires

"Las principales decisiones y acciones con impacto social provenían de ellos". Alexandre de Moraes, uno de los integrantes del Tribunal Supremo Federal (TSF), no tuvo dudas en señalar al expresidente Jair Bolsonaro, y un grupo de generales como los responsables del intento de derrocamiento de Luiz Inacio Lula da Silva, el 8 de enero de 2023. De Moraes no hizo más que apropiarse de las conclusiones del fiscal general, Paulo Gonet. El máximo tribunal brasileño tiene 48 horas para decidir si el excapitán del Ejército y su grupo de conjurados serán imputados por los delitos de "organización criminal armada", "tentativa de abolición violenta del Estado democrático de Derecho", "golpe de Estado", "daños calificados por violencia y amenazas graves contra el patrimonio público" y "deterioro de bienes catalogados". En conjunto, las penas ascienden a 43 años de prisión. Tanto el diario 'Folha', de San Pablo, como 'O Globo', de Río de Janeiro, daban este marte por hecho de que Bolsonaro y su entorno conspirativo no podrán eludir el procesamiento. Parte de la ultraderecha ya se resigna a aceptar esa situación política y judicial.

De Moraes es considerado la "bestia negra" por el bolsonarismo. El juez subrayó que el 8E no fue fruto del azar. Se llegó a esa instancia dramática después de varios movimientos que apuntaban a impedir la llegada al poder por tercera vez de Lula. "Las instituciones de la República fueron violentadas en discursos públicos agresivos y ataques virtuales, posibilitados por el uso de la estructura de inteligencia del Estado". Las acusaciones no solo apuntan contra el entonces mandatario sino los generales de cuatro estrellas Walter Braga Netto, Paulo Sérgio Nogueira y Augusto Heleno; el excomandante de la Marina Almirante Almir Garnier; el exministro de Justicia Anderson Torres; el exdirector de Agencia de Inteligencia (Abin) Alexandre Ramagem y el exayudante de campo de Bolsonaro. Según De Moraes, "los objetivos elegidos por la organización criminal sólo pudieron ser neutralizados debido a la falta de apoyo del Alto Mando del Ejército al decreto golpista".

El STF también debe discutir la petición de la defensa del expresidente de declarar nulo el acuerdo de delación de Cid, el militar que era la mano derecha de Bolsonaro y quien aportó documentación clave a la Policía Federal (PF) para llegar a las conclusiones en las que se ha apoyado Gonet para su dictamen.

La exposición de la fiscalía

El fiscal general recordó este martes ante los integrantes del supremo que Bolsonaro adoptó durante todo 2022, el año de los comicios en los que fue derrotado, "un tono creciente de ruptura con la normalidad institucional" al cuestionar las urnas electrónicas y las decisiones de los tribunales superiores. La escalada, añadió, cobró un "impulso más notable" después de que Lula entró en la carrera electoral y las encuestas comenzaron a favorecerlo. "Se pusieron en marcha entonces planes articulados para mantener a toda costa al entonces presidente. La organización criminal documentó su proyecto y durante las investigaciones se encontraron manuscritos, archivos digitales, hojas de cálculo e intercambios de mensajes que revelan la marcha hacia la ruptura del orden democrático, objeto de los esfuerzos de la organización".

Gonet mencionó el modo en que Bolsonaro comunicó sus objetivos a las jerarquías militares. "Cuando un presidente, que es la máxima autoridad de las Fuerzas Armadas, reúne a la plana mayor para exponer un plan cuidadosamente ideado para romper con el orden constitucional, hay un acto de insurrección en curso, que solo aún no se ha consumado en todo su potencial dañino".

El líder de la ultraderecha se hizo presente en la sesión del STF, acompañado de sus abogados. "No hay nada que sustente las acusaciones formuladas de forma parcial por la PF". Sostuvo que las acusaciones en su contra se basan en el acto de delación de su exayudante Cid, cuyo testimonio, dijo, fue modificado en 11 oportunidades.

Momento histórico

"Una predicción segura: la denuncia de la Fiscalía contra Bolsonaro será aceptada y se convertirá en acusado. Otra predicción: será condenado. Este punto, por cierto, une a partidarios y detractores", señaló Joel Pinheiro da Fonseca, columnista de 'Folha'. "El camino legal está cerrado para Bolsonaro y es muy poco probable que cualquier argumento de la defensa cambie eso".

Según Míriam Leitão, analista de 'O Globo', Bolsonaro "terminará muy probablemente" imputado y esta situación "es completamente nueva en la historia de Brasil". El gigante sudamericano ha sido escenario de numerosas conspiraciones a lo largo de su historia. "Pero nunca han sido castigadas. Los golpistas exitosos gobernaron con la arbitrariedad que impusieron al país, mientras que los fracasados fueron indultados. Esta vez es diferente. Hoy es un día histórico, porque militares de alto rango se someten a un juicio civil".

Las deliberaciones del STF contaron con la presencia de familiares de dos de los mayores símbolos de las víctimas de la dictadura militar que gobernó entre 1964 y 1985, y de la que Bolsonaro es ferviente admirador. Ivo Herzog quiso estar presente en nombre de su padre, el periodista Vladimir Herzog, asesinado en 1975. "Decidí ir al juicio porque es un momento histórico. Por primera vez en Brasil, agentes del Estado serán procesados por atentar contra la democracia", explicó. También estuvo la periodista Hildegard Angel. Su madre, la diseñadora de moda Zuzu Angel, fue secuestrada en 1976 y nunca más se supo de ella.

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