Las manos que cuidan de los vigueses: «El paciente no pasa por el médico, va directamente al fisioterapeuta»
Profesionales de la fisioterapia en Vigo concuerdan en la evolución que ha tenido esta disciplina sanitaria en la ciudad, que ha transitado de un «enfoque únicamente de terapia manual» al acompañamiento de tecnología puntera en los últimos años. «Ha crecido a pasos agigantados, tiene un nivel altísimo», afirman los especialistas, que en múltiples ocasiones sirven de «filtro» ante la saturación de la sanidad pública.

Pedro Fernández
La fisioterapia en Vigo y Galicia ha alcanzado un «nivel altísimo». Su evolución en los últimos años ha logrado cotas tan elevadas que múltiples vecinos de la ciudad ya acuden directamente a esta clase de profesional sanitario antes de realizar una visita al médico coincidiendo con la alarmante saturación de la sanidad pública.
«Galicia se había quedado atrasada, estaba a la cola de España con respecto a la aparatología y a la fisioterapia invasiva en comparación a lugares como Madrid, Barcelona e, incluso, el Levante», relata a FARO el fisioterapeuta y osteópata Juan A. Doce, propietario de la Clínica Ficas. El especialista es el encargado de tratar a la atleta paralímpica Susana Rodríguez Gacio -entre otros deportistas de élite, como Juan Saavedra- cuando «sufre una lesión compleja».

Juan A. Doce, fisioterapeuta y osteópata, en su centro de trabajo, en Vigo. / Marta G. Brea
Doce remarca que el tratamiento fisioterapéutico «ha experimentado un salto exponencial» en la comunidad gallega y, concretamente, «en Vigo», tanto en maquinaria como a nivel de formación, «desde en problemas de linfedema hasta de suelo pélvico».
Una de las áreas que más se ha agrandado ha sido la de la «reeducación y el fortalecimiento». Hasta ahora, primaba «la fisioterapia clínica de camilla», pero actualmente se está priorizando, de igual modo, el postratamiento, es decir, «el seguimiento del paciente para su puesta en funcionalidad». «Si no se practica esto, la lesión es una pescadilla que se muerde la cola», abunda.
Esta progresión sumada a las listas de espera en el Sergas ha provocado que, en los últimos años, personas que sufren algún tipo de dolencia de carácter físico opten por una primera consulta en una clínica de fisioterapia privada. «El paciente acude más al fisioterapeuta, de hecho, muchos ya no pasan antes por el médico y esto es un problema porque el paciente tiene que tener un diagnóstico previo para poder trabajar con él de la mejor manera», lamenta el profesional.
Doce liga esta coyuntura, efectivamente, al evidente «problema de caos en la atención primaria»: «Hay grandes profesionales, pero están saturados». A su vez, esto genera que, igualmente, esta clase de consultorios ofrezcan primeras citas con ciertos fisioterapeutas en un plazo en ocasiones no menor a las tres semanas.
Pacientes con nuevos perfiles
A la Clínica Ficas acuden no solo individuos de mediana edad, sino también niños y personas de incluso 90 años, rangos de edades que cada vez interiorizan más las virtudes de esta terapia. Los primeros, aquejados normalmente de deficiencias respiratorias -se les realiza, por ejemplo, una movilización de las mucosas- o en el crecimiento; y los segundos, conscientes de la necesidad del fortalecimiento muscular para paliar el dolor originado por una fibromialgia o por fracturas derivadas de caídas.
Con todo, las lesiones que más se presentan en general son las de hombro y cadera, además de lumbalgias y roturas de fibras, subraya Juan A. Doce, cuyo mayor reto son aquellas «que vienen rebotadas de tres o cuatro médicos y fisioterapeutas y que acaban solucionándose» la mayoría de las veces entre sus manos.
«Le salvé la vida a un hombre que venía con un trombo»
Pablo Salgado es otro de los fisioterapeutas y osteópatas más solicitados en la urbe olívica. Es referente en Electrolisis Percutánea Intratisular e Inducción Miofascial y recibe a pacientes procedentes incluso de Ourense y Ferrol. Al igual que Doce, su agenda en su Clínica PS está a rebosar.
«Muchas veces somos el filtro. La semana pasada derivé al neurólogo a un paciente, y hace dos meses envié a urgencias a un hombre con una trombosis que había hecho actividad intensa en el gimnasio. Le salvé la vida», recuerda el especialista, que acaba de trasladar su espacio de trabajo a la Rúa de San Francisco, 49, en el entorno de la Praza do Berbés.

Pablo Salgado, en su nueva Clínica PS. / Pablo Hernández Gamarra
Salgado cuida de deportistas de la talla del regatista olímpico Nico Rodríguez y del multicampeón del mundo de vela Víctor Mariño. También Renato Tapia acudió a varias sesiones durante su etapa como futbolista del Celta. «La gente cada vez tiene más cultura de ir al fisioterapeuta y se cuida más porque actualmente una de las formas más habituales de ocio es practicar deporte, y las personas lo quieren realizar de manera más profesional y más cómoda».
Esta nueva concepción de la mencionada rama sanitaria y del bienestar suscita que haya incluso pacientes que piden cita «una vez al mes o, incluso, cada semana».
En la misma línea que su compañero de Ficas, Pablo Salgado coincide en que «la fisioterapia ha crecido mucho en los últimos años, sobre todo porque antes existía un enfoque más manual, que se ha visto reforzado hoy en día por tecnologías» como la Neuromodulación Percutánea Ecoguiada y el láser de alta potencia, entre otras. «Se ha abierto una ventana terapéutica superpotente, supereficaz, rápida y segura», reflexiona.
Para finalizar, Salgado acusa, igualmente, la congestión en la atención primaria y en las diferentes especialidades como uno de los motivos por el que cada vez más mujeres y hombres acuden a su clínica: «Tienen el sistema público olvidado», remata.
«Una persona que tiene un dolor muy muy agudo no puede esperar»
«Vienen pacientes ya desesperados porque la atención en el Sergas es muy lenta», comulga la también fisioterapeuta Eliana Herrera. «Una persona que tiene un dolor muy muy agudo no puede esperar seis meses o un año a que lo traten, a veces esto puede desembocar en una cirugía...», declara sobre una problemática que cree «que no va a mejorar».
Herrera, al igual que el resto de profesionales, ha observado cómo «la fisioterapia es un sector que avanza muy rápido», en el que «hay más tecnología» y «muchísimos fisioterapeutas». «Galicia va a la par del resto de España, la gente ha empezado a salir a hacer cursos a Madrid, Barcelona y a donde sea necesario», continúa.
Sin embargo, una carencia sobre la que pivota parte de su discurso radica en el «desconocimiento de la población en lo que atañe a la figura del fisioterapeuta todavía a estas alturas»: «Hay médicos que ni siquiera saben bien qué es lo que hacemos».
Siguiendo esto, insiste en que hoy en día existen varias ramas de este ámbito sanitario como la neurológica, la pediátrica, la respiratoria, la cardíaca..., pero que «aún mucha gente» les equipara a «curanderos y masajistas».
Al respecto, una visión diferente: «A lo largo de los últimos años, lo que ha ido cambiando es la visión que la sociedad tiene sobre el papel de un fisioterapeuta, y cada vez somos más demandados», corrobora Laura Ferral, que ejerce la profesión en su clínica homónima.

Laura Ferral, en plena sesión en su clínica. / Cedida
Ferral percibe, de forma concreta, una mayor valoración hacia el gremio también «en la prevención». La especialista acentúa además el papel de los fisios en terrenos más desconocidos como puede ser el de la odontología «para el tratamiento de trastornos de la articulación temporomandibular (ATM) y del bruxismo».
De forma paralela, enfatiza en lo que supuso la transformación de diplomatura a grado de la carrera universitaria de Fisioterapia, lo que «ha permitido que más compañeros se dediquen a la investigación».
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