Es el marisco rey de la ría de Arousa pero, debido a su tiempo de veda, el gran ausente de la Festa do Marisco do Grove desde hace casi dos décadas. Para reparar esta situación, el concello y los empresarios del municipio idearon hace ya dieciseis años la celebración de unas jornadas de exaltación que tuvieran a la centolla como protagonista. En esta edición, que finalizará el próximo 9 de diciembre, son casi una treintena de restaurantes y hoteles los que se han adherido al programa, ofreciendo la centolla tanto en su forma más tradicional, simplemente cocida, como preparando propuestas más innovadoras para paladares deseosos de probar nuevos sabores. Los restaurantes centoleiros son A Solaina; Airiños; Beiramar; Cruceiro; Don Mexilón; Finisterre; Lavandeiro; Mesón do mar; El rincón de Norat; O curro; O museo; O porto; Pan de millo; Ruamar; Sal de allo; Solaina; Viana; y Villa Rolendis. Por su parte, los hoteles participantes son este año Abeiras; Cons da garda; Isla de la Toja; Louxo; Mar del Norte; Maruxía; Norat; O castro; y Villa Juanita. Este mismo mediodía, a la hora del vermú, Villa Rolendis ofrecerá un pincho de centolla. Ya a la hora del ‘xantar’, Cons da garda propone una ‘centolada con vaca cachena’. Las jornadas continúan el lunes con la inauguración en la Praza do Corgo, frente al Concello, del árbol de Nadal de 5 metros de alto decorado con caparazones de centolla de todos los establecimientos participantes. “Los empresarios locales de Emgrobes son los que llevan la organización; el Concello trabajamos en la promoción y la cofradía proporciona el fabuloso producto. La colaboración entre estas tres entidades permite que podamos llevar a cabo estas jornadas”, apuntan desde el Concello. Cómo distinguirla No es complicado distinguir la centolla de Arousa con su homónima francesa, su principal competidora en las plazas de abastos. La nuestra tiene un color rojo intenso y su caparazón pincha al tacto y tiene algas entrelazadas. Sus patas, generalmente velludas, son fáciles de romper y aplastar para degustar la sabrosa carne que contienen. Por el contrario, la centolla francesa tiene un color más rosado, pálido; un caparazón más suave y sin algas y las patas muy duras. Pero, por supuesto, la gran diferencia es el sabor: el de la centolla gallega es jugoso y marino, una característica de la que carece la francesa.