El espíritu emprendedor no cala entre los universitarios gallegos. La mayoría se plantea un futuro como asalariados. Solo un 7,7 por ciento de los estudiantes está dispuesto a montar un negocio al finalizar sus estudios, un porcentaje que se incrementa hasta el 15,7 por ciento si son preguntados por sus planes cinco años después. En todo caso, se sitúan a la cola de España pues solo entre los navarros y los riojanos hay un porcentaje más bajo de emprendimiento. Así lo señala el informe GEM GUESS (Global University Entrepreneurial Spirit Students Survey), elaborado por el Observatorio del Emprendimiento en la colaboración de las universidades. En Galicia se encuestó a casi 5.900 estudiantes de grado, máster y doctorado. Según este estudio, el nivel de emprendimiento entre los jóvenes estudiantes españoles está ya por debajo de la UE: el 12,3 quiere ser empresario en España frente al 14,2 en el resto de Europa. Y si los españoles son ya poco emprendedores, los gallegos se llevan la palma: son los terceros por la cola. Las diferencias entre comunidades son notables. Así, en Baleares o Madrid los universitarios que quieren abrir su propio negocio al acabar los estudios son el doble que en Galicia. Pero incluso estando aún en la universidad se puede estar ya emprendiendo. De hecho, en Galicia un 5,7 por ciento de los encuestados tiene ya montado algún negocio, un porcentaje que relega de nuevo a esta comunidad al furgón de cola junto con las comunidades de La Rioja y Navarra. Una de las claves que pueden explicar este escaso espíritu emprendedor es si existe un clima en las universidades favorable a impulsar nuevas oportunidades de negocio. En una puntuación del 1 al 7 los campus gallegos obtienen un 3,6. Es la nota más baja de España, empatada con Baleares. Por eso, entre las recomendaciones del informe GUESS se incluye la necesidad de «impulsar el espíritu emprendedor transmitiendo que es una palanca de movilidad social». Para ello se propone establecer «incentivos» a los profesores para integrar ese reto en la cultura universitaria. También se aboga por fomentar la colaboración institucional y alentar la cooperación entre agentes públicos y privados. Los autores del informe reconocen que se empleado primero y luego emprender puede tener ventajas como adquirir experiencia pero defienden que el retraso de los universitarios en montar su propio negocio puede tener «un coste de oportunidad». «Convertirse en emprendedor durante o inmediatamente después de los estudios tiene ventajas importantes como la anticipación: la gestión del tiempo es esencial en la explotación de las oportunidades», señala el estudio.