La puerta de entrada al Casco Vello vigués desde la Praza da Princesa se hallaba bajo el caserío de la familia Quirós. Este, datado en el siglo XIX, cayó en el abandono, hasta el punto de que a finales de los años 90 se declaró la ruina del inmueble, tras tres décadas de abandono total. El Concello de Vigo llegó a amenazar a los propietarios de edificio con la expropiación si no tomaban medidas. A finales de 2011 se iniciaron las obras de rehabilitación del conocido como Arco de Quirós, que llegó a estar apuntalado ante el riesgo de derrumbe. Durante los trabajos se descubrió otro arco paralelo, similar en dimensiones, actualmente musealizado y que se puede contemplar a través de un cristal desde la Prada da Princesa. Precisamente fue este hallazgo durante la restauración del inmueble la causa del retraso en los plazos de finalización. El renovado pasadizo recuperó su esplendor como puerta de acceso a la zona vieja de la ciudad a principios de 2014.