EMPRESAS CENTENARIAS

Arcos, el grupo albaceteño dirigido por la novena generación que está detrás de los cuchillos de 'MasterChef'

Tras 290 años de historia, la firma albaceteña Arcos está presente en un centenar de países y factura 40 millones de euros cada año sin renunciar a sus raíces

Roberto Arcos, el consejero delegado de Arcos.

Roberto Arcos, el consejero delegado de Arcos. / Imagen cedida

Madrid

Pocas empresas familiares pueden presumir de encadenar nueve generaciones seguidas. La albaceteña Arcos es una de ellas. La compañía, cuyos orígenes pueden rastrearse hasta el año 1734, llega al primer cuarto del siglo XXI en plena forma: está presente en cien países y factura 40 millones de euros sin renunciar a sus raíces. El grupo continúa fiel a sus comienzos locales y mantiene sus fábricas y su actividad en Albacete. "Todos nuestros cuchillos se producen en la capital de la provincia o en el municipio de Madrigueras", asegura Roberto Arcos, consejero delegado de la empresa. 

La marca se ha ganado el reconocimiento de la sociedad española con acciones como el uso de los cuchillos de la marca en el popular concurso televisivo MasterChef. Los cuchillos de Arcos están presentes en numerosos hogares y también se distribuyen en el segmento profesional. 

Los comienzos de esta empresa se remontan a un cuchillo de corte datado en 1734 que lleva una inscripción con el nombre de Juan de Arcos. "Se trata de unas tijeras, son el objeto más antiguo que hemos localizado. Juan de Arcos era un artesano de la corte con un taller en Albacete, por lo que el origen de la empresa se remonta hasta 290 años atrás", expone el consejero delegado. Otras tijeras datadas en 1745 se conservan en el Museo Arqueológico Nacional en Madrid. 

Paso a la estandarización

A finales del siglo XIX, ese pequeño taller en Albacete se suma a las tendencias de la Revolución Industrial. "Es la quinta generación la que introduce grandes cambios. Se pasó de hacer piezas artesanales a una fabricación más estandarizada. Se repartió la elaboración del cuchillo en varias fases y cada artesano se centraba en una", ejemplifica Arcos. 

En los años 70 del siglo XX, Arcos dio el salto definitivo a la modernidad. Gregorio Arcos, abuelo del actual consejero delegado, decidió dar el paso de escalar la empresa. "Mi abuelo transformó lo que hasta entonces había sido un pequeño negocio. Instaló una fábrica a las afueras de Albacete y asumió un gran riesgo económico", recuerda hoy el nieto. "Tuvo que endeudarse y pedir financiación. Además, dio los primeros pasos para industrializar la producción", señala. 

Uno de los operarios de Arcos.

Uno de los operarios de Arcos. / Imagen cedida

La octava generación fue la responsable de poner en marcha la expansión internacional de la marca. "Apostaron por establecer relaciones a largo plazo con los proveedores en el extranjero y también se empezó con la robotización de las fábricas", prosigue Arcos. En los últimos años, el grupo ha diversificado su actividad. Además de cuchillos, también elabora cuberterías, sartenes y otros accesorios de cocina. "Nuestra evolución ha sido muy natural, hemos ido dando pequeños pasos. Para nosotros lo más importante ha sido potenciar las acciones de márketing para dar a conocer la marca y fortalecer nuestra red de proveedores", apunta. 

Una de las banderas irrenunciables del grupo a pesar del paso del tiempo ha sido su apego al territorio. "Estamos muy comprometidos con Albacete y queremos seguir apostando por zona. Estamos muy ligados a la provincia y esto nos permite ofrecer a los clientes un stock permanente", señala el directivo. Además, el consejero delegado recalca que de esta forma controlan la calidad y servicio: "Nos permite dar mayores garantías". El arraigo no ha impedido que los cuchillos de Arcos se hagan un hueco en otros países. Francia, Bélgica y Europa central se han convertido en mercados importantes para la firma. Además, ha abierto recientemente una delegación en EEUU.

La empresa familiar emplea actualmente a más de 400 trabajadores y produce hasta 70.000 piezas a diario. Arcos descarta por ahora nuevas adquisiciones y asegura que están centrados en hacer crecer las fábricas que tienen ahora. El grupo se ha reforzado con el fichaje del directivo alemán Jürgen Wolflik, procedente de Lladró, que dirige la empresa junto a la novena generación. "Consideramos que era bueno reforzar el equipo con talento externo", explica Arcos. 

Navajas de la marca Arcos.

Navajas de la marca Arcos. / Imagen cedida

Pese a pertenecer a un sector muy tradicional, la empresa está trabajando con las últimas tecnologías. "Estamos probando con la inteligencia artificial. Nos gustaría utilizarla como una herramienta para apoyar a los empleados y liberarles de aquellas tareas más tediosas. Ahora estamos ultimando un chatbot para facilitar a los clientes la búsqueda de productos en la página web", ejemplifica Arcos.  

Los últimos años han sido una montaña rusa para la compañía. Durante la pandemia de covid, el grupo paralizó la producción y se acogió a un erte. "Sin embargo, al principio de la crisis sanitaria vendimos más debido a que la demanda de los hogares se disparó, pero se debilitaron los encargos por parte del sector de la restauración", señala Arcos. La empresa también ha sufrido con el encarecimiento de las materias primas, especialmente con el incremento de costes energéticos que se produjo tras la invasión de rusa de Ucrania. 

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