El gemelo de Marco Aurelio en Donramiro
Discreto, educado y socarrón son algunos de los adjetivos que definen a Xosé Carlos García Vázquez. Pocos como él han hecho tanto por la dinamización cultural de su parroquia natal, Donramiro. Ayer recibió un homenaje muy especial en el Café de Camilo.

Xosé Carlos García (izq.), ayer, junto al profesor Emilio Araúxo. | Bernabé
Con un ensayo fotoliterario para Carlos de Donramiro definen los promotores del homenaje realizado ayer en la sala Moderno del Café Camilo de Lalín a Xosé Carlos García Vázquez. El inclasificable dinamizador cultural de Donramiro pudo asistir en persona al acto, a pesar de su delicado estado de salud, y comprobar lo querido que es por sus vecinos y amigos. Una extensa colección de fotografías con los inolvidables Reencontros Históricos de Donramiro como denominador común, la proyección de un vídeo, y la publicación de un cuadernillo a modo de catálogo con textos de vecinos, amigos y artistas impreso en Alvarellos forman el último homenaje lalinense rendido a la figura del sosias de Marco Aurelio en Donramiro.

Asistentes a la inauguración de la exposición. / Bernabé
El profesor Emilio Araúxo y el artista multidisciplinar Misha Bies Golas son los verdaderos promotores de un evento que congregó a numeroso público en el céntrico local de la capital dezana. Se trata de «descifrar lo que hay de enigma, de misterio y de promesa en la línea de vida de este admirable vecino de la parroquia de Donramiro», explica Araúxo, que piensa que lo sucedido en el Café de Camilo es «una especie de continuación de homenajes previos como el de hace unos meses en el local social de Donramiro». El jubilado profesor tampoco duda en hablar de la «figura sublime y admirable que es Carlos. De alguna manera completamos esta labor de reconocimiento a través de imágenes con una exposición fotográfica y un vídeo en los que se recogen lo que Carlos da Costa denomina Reencuentros Históricos».
Recorrido visual
Mención especial merece el vídeo proyectado ayer con lo que es un día en la vida de Carlos García. En él se concentra de forma muy intensa lo que son las ramificaciones de su ser, en especial su vertiente de personaje histórico a través de la figura filosófica de Marco Aurelio «porque él se viste de Marco Aurelio», recuerda Araúxo. Vestido así hace un recorrido por la parroquia y va saludando a vecinos con los que se encuentra. En ese recorrido pronuncia un discurso en la escalinata del cruceiro de Donramiro en forma de «proclama y clamor por otro paradigma vital», según el profesor. Por la tarde, para darle a la grabación una densidad poética y demográfica, se ve a Carlos acudiendo con un legón a una huerta y allí cava un poco «donde aparece la dimensión del esfuerzo y del trabajo». En el tramo final de la pieza audiovisual es protagonista la profunda relación de Carlos con los muertos. En el cementerio nuevo está durante un buen rato en diálogo y rezando, «una situación de piedad filial sublime», subraya Emilio Araúxo. El vídeo finaliza con una especie de profecía de paz junto a un caballo, «como si fuera el fenómeno de armonía vital entre todos los seres vivos», recuerda el profesor.
Por lo que respecta a la muestra fotográfica que se podrá contemplar durante un tiempo todavía por decidir (Misha Bies Golas calcula que serán varios meses), nos encontramos con instantáneas donde aparecen vecinos de Donramiro junto a amigos «en el contexto parateatral de los Reencuentros Históricos», como lo define Araúxo. Incluso de visitantes del extranjero como varios grandes poetas que conocieron a Carlos y que hablan de él en el cuadernillo que se puede adquirir mediante un donativo. En concreto, destacan los textos de Florence Pazzottu, Claude Royet-Journoud, Helena Eriksson o Martin Melkonian, en los que todos ellos subrayan la bondad de un hombre que por encima de todo ama profundamente su tierra, bien sea en forma de recreación histórica documentada o recuperando su patrimonio etnográfico mediante la compilación de viejas fotografías de su admirado Club Deportivo Donramiro, una entidad desaparecida pero que Carlos no olvida. Precisamente el título de Sabe crear un mundo elegido para este ensayo fotoliterario del Café de Camilo está extraído de la declaración de Royet-Journoud que dice literalmente: «Carlos sabe crear un mundo».
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