La empresa contratada por el Concello de Cambados para controlar la plaga de palomas ya ha retirado más de 500 ejemplares que, tras unos meses de cuidados en un palomar industrial, se soltarán en zonas de campo de Castilla. Calcula que en la localidad viven más de 2.500 y espera reducir la población a medio centenar, aproximadamente, que es el número considerado como ideal para zanjar los problemas por excrementos y otras molestias que han provocado las denuncias de los vecinos. A la firma Rapiñas do Salnés Cetrería le quedan tres meses de este contrato de medio año y que ha consistido en una actuación integral, empezando por la localización de lo que llaman palomares; casas sin abandonar, pero deshabitadas con huecos en tejados o ventanas que son coladeros para que los pájaros críen. A partir de ahí colocaron cinco jaulas trampa donde en un primer momento se instala una paloma como cebo y que luego han ido moviendo por el centro urbano según la necesidad. Uno de sus expertos, Evaristo González, explica que en dos casas de la Rúa Hospital -donde obtuvieron la colaboración de sus propietarios- es donde ha caído el mayor número. El cetrero aclara que cumplen con la Ley de Bienestar Animal: «No sufren nada dentro de las jaulas. Las revisamos cada dos días, dentro siempre hay agua y comida y si están al aire libre, van protegidas para que no se mojen ni les dé el sol». Y sobre el destino de las capturadas, que en Cambados ya superan las 500 palomas, detalla que se «trasladan a un palomar industrial que tenemos en nuestra finca, se desparasitan con un medicamento líquido en el agua, se engordan y cuando alcanzan un determinado peso las transportamos en jaulas homologadas para su suelta en zonas de campo de Zamora y otros lugares de Castilla». Entiende las reservas que pueden tener algunos ciudadanos o colectivos sobre ponerle coto a la población: «Todos los animales son necesarios, pero cuando hay una plaga hay que intentar reducirla y los excrementos de paloma pueden transmitir al ser humano más de 40 enfermedades diferentes y luego está el deterioro de mobiliario, tejados, etc. Tienen un pH altísimo», advierte. Sobre la propuesta de la plataforma Defensa Animal de sustituir este sistema por pienso anticonceptivo, este experto, con una trayectoria de más de 25 años, asegura que «hace algún efecto, pero no funciona, siguen criando». De hecho, reconoce que erradicar la plaga por completo no es posible porque «resulta prácticamente imposible capturarlas todas, pero sí se puede disminuir. Si calculamos que en Cambados hay unas población de más de 2.500, la cifra ideal sería dejarla en unas 50 o cuando casi nadie vea palomas, ahí lo tienes casi controlado». Su recomendación es que a los trampeos le sigan un mantenimiento para mantener a raya la población y así lo propondrá al Concello esta empresa, que es de Cambados. «En casos donde no se actúa nunca más, el problema vuelve a los seis años o antes porque las quedan siguen crían, otras que están de paso se quedan, la gente les echa de comer... Y eso que está prohibido», añadió González. Asimismo explicó que, en contra de lo que puede parecer, el control de esta plaga se trata de todo un «proceso laborioso, de estar pendiente día sí y día también, y que necesita de un tiempo porque las palomas no se pueden sacar en un mes ni en dos. En los pueblos resulta más fácil porque no hay tanta comida, pero tenemos casos de granjas de vacas donde se tarda año y medio o más», añadió. Rapiñas do Salnés lleva años dedicándose a combatir una molesta plaga que afecta a muchas localidades, trabajando por toda Galicia y Portugal.