El Parque Forestal de la isla grovense de A Toxa sigue transformándose. A las rutas oníricas –de las que se habló largo y tendido durante los últimos días en FARO–, caracterizadas por la colocación de decenas de tallas de madera con forma de animales y monstruos, se suma la instalación de más elementos de juego y el acondicionamiento de los ya existentes en la Aldea Grobit, que de este modo se dispone a celebrar por todo lo alto su décimo aniversario. En medio del más absoluto secretismo por parte del Concello de O Grove, y cuando la «amenaza» de los jabalíes sigue latente –al menos oficialmente–, esa gran superficie forestal y pública de 210.000 metros cuadrados que conforma el Monte Central presenta ahora una imagen que sorprenderá a muchos –sobre todo a los niños– en cuanto se reabra oficialmente. De hecho, ya ha sorprendido, y mucho, a los vecinos que, tras saber de las novedades introducidas en la isla a través de FARO, se han desplazado a ella para observarlas por sí mismos. «Hay una gran actividad en la isla, con canteros trabajando en las casas de los ‘grobits’, operarios desbrozando y acondicionando senderos y con el escultor colocando tallas de madera», esgrimían el viernes algunos de los mecos desplazados a la isla. «Acaban de traer, y aún siguen empaquetados, diferentes elementos de esos que se colocan en los parques biosaludables, y muchas de las esculturas de madera ya han sido pintadas por completo», añadían ayer otros visitantes. Entre ellos algunos que observaban con detenimiento y admiración al autor de las tallas mientras se encargaba del montaje de una gran araña de madera llamada a ser una de las sensaciones de la Aldea Grobit, en cuyo entorno, efectivamente, se han colocado numerosos juegos nuevos y se han renovado y pintado los originales. A mayores se prepara el terreno para, supuestamente, instalar una gran tirolina, que es otra de las sorpresas con las que se toparán los grovenses y turistas que desde esta misma primavera visiten la isla de A Toxa. En definitiva, que la isla se transforma en el décimo aniversario de la Aldea Grobit, que niños y adultos empezaron a disfrutar en abril de 2015 tras la instalación de los primeros elementos de juego, hechos en madera y colocados sobre corteza de pino. Formada por pequeñas y semienterradas casas de piedra que simulan la tierra de los legendarios «hobbits», descritos por el escritor británico J. R. R. Tolkien en «El Señor de los anillos», esta aldea dota de un valor añadido al Parque Forestal del Monte Central. Así lo explicaba hace una década el entonces concejal de Medio Ambiente, Alfredo Bea García «Fredi», impulsor de este proyecto que despertó enorme expectación desde el preciso momento en que empezaron a construirse las casas semienterradas y se hicieron rodear de árboles decorados con llamativos colores. Se trataba de «seguir alimentando la ilusión haciendo realidad el personaje Grobit, con el que conducir una unidad didáctica en torno a esta aldea e inspirar múltiples actividades». Desde entonces, decenas de miles de personas pasaron por la «Aldea de los Grobits», con la que se pretendía también «culminar un largo proceso de vinculación afectiva al Monte Central, volviendo a recuperar y a amar un lugar que nos pertenece por historia y por generaciones», esgrimía Alfredo Bea. Lo hacía alentando el uso público de este espacio en el que ya bajo su gestión se había trazado una red de senderos, se colocaron elementos deportivos y se puso en marcha el proyecto de preservación del burro «fariñeiro».